martes, 25 de agosto de 2015

Vicente Huidobro

Vicente Huidobro (Santiago de Chile, 1893 - Cartagena, Chile, 1948)

Siendo todavía adolescente se trasladó a París donde participó y experimentó todos los movimientos literarios vanguardistas. Poco a poco fue rechazando todas estas vanguardias empezando por el surrealismo, para crear su propio movimiento, llamado “Creacionismo.” Esto supuso un nuevo lenguaje, una ruptura con la sintaxis tradicional y una concentración del artista en las posibilidades estéticas de esta nueva concepción del lenguaje.
Entre sus obras, “Ecos del alma”, “La gruta del silencio, “Las pagodas ocultas” “Canciones en la noche” “Altazor o el viaje en paracaídas” y “Temblor del cielo.”

imagen: http://simbolospatrios.cl/displayimage.php?pid=6936

Arte poética

Qué el verso sea como una llave
que abre mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto mire los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema.
Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.


Vicente Huidobro                                         imagen: criticosdelaloteratura.blogspot.com

martes, 11 de agosto de 2015



Porfirio Barba Jacob (Santa Rosa de Osos, Colombia, 1885 – Ciudad de México, 1942)


Su nombre verdadero fue el de Miguel Ángel Osorio Benítez. Bohemio, pasional, nostálgico, sensual. Su espíritu inquieto le llevó prácticamente por todos los países americanos, hasta fijar su residencia definitiva en México.
Entre sus obras, “Campiña Florida”, “Canciones y Elegías”, “Rosas negras” y “Poemas intemporales.”
……….







imagen: www.kienyke.com



Mi vecina Carmen

Esta noche tengo miedo de estar solo... Entre
      la sombra,
un fantasma de ultramundo sigue mi paso,
        veloz...
Me parece que se acerca, que me palpa, que
        me nombra...
Esta noche tengo miedo de estar solo... Entre
         la sombra
leves rumores semejan un suspiro y una voz...

Todos en el barrio saben la historia de mi vecina:
¡Ingenua, fragante historia de ardorosa juventud!
Por sus cabellos profusos y por su carne
         ambarina...
Todos en el barrio saben la historia de mi vecina,
que, nevada y sonriente, reposa en el ataúd...

Esta noche tengo miedo de estar solo. Me acongoja
el recuerdo aún no lejano de un drama del corazón...
Eran sus manos tan ávidas, era su lengua tan roja...
Esta noche tengo miedo de estar solo. Me acongoja
el ritmo precipitado de mi propio corazón...

Caía en sombras la tarde cuando murió mi vecina...
En la sala de su casa destella un foco de luz...
Están rezando el rosario... y una comadre ladina,
la que pasaba las horas riñendo con mi vecina,
reza más alto que todas, puestos los brazos en cruz...

¡Carmen, diabólica y santa! Sus grandes ojos extraños,
atrevidos y falaces, humillaron mi candor;
el bálsamo de sus besos ungió mis veintidós años...
¡Era tan bella y tan rara! Y entre sus bucles castaños
dormí dos noches azules -¡dos noches no más!- de amor...

Y hoy que ha muerto, tengo angustia de estar solo:
        hay un rumor
de oraciones en el aura que llega quedo, muy quedo...

¡Que abran la puerta! ¿Hace luna? Tengo frío...
         tengo miedo...
Me parece que de pronto viene a turbarme su voz...

Barba Jacob