miércoles, 5 de marzo de 2014

Quevedo y su “Buscón”



Principio de “Vida del Buscón”:

“Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo. Fue, tal como todos dicen, de oficio barbero; aunque eren tan altos sus pensamientos, que se corría le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas. Dicen que era de muy buena cepa, y, según él bebía, es cosa para creer. Estuvo casado con Aldonza Saturno de Rebollo, hija de Octavio de Rebollo Codillo y nieta de Lépido Ziuraconte…”

Final de El Buscón:

“…Yo, que vi que duraba mucho este negocio, y más la fortuna en perseguirnos –no de escarmentado, que no soy tan cuerdo, sino de cansado, como obstinado pecador-, determiné, consultándolo primero con la Grajales, de pasarme a Indias con ella, a ver si mudando mundo y tierra mejoraría mi suerte. Y fueme peor, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y costumbres.”
…………

El Buscón es don Pablos “príncipe de la vida buscona”. Ingenia toda suerte de mentiras y artificios para sobrevivir. Criado de un estudiante va al pupilaje de Cabra, famoso por las hambres que hacía sufrir a sus pupilos. Les daba comidas “eternas” (sin principio ni fin).

Alguien ha definido al “Buscón” de  Francisco de Quevedo como “la más tétrica y pesimista de nuestras novelas picarescas”