martes, 29 de noviembre de 2016


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Fernando Chivite (Pamplona, 1959)


Escritor y peta.
Entre sus obras, “La inmovilidad del perseguido”, “Calles poco transitadas”, “La tapia amarilla” y “El viaje oculto.”
Entre sus premios, el Premio de Novela Café Gijón.

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Ella pone su frente

Ella pone su frente y espera lo que ama:
la esquina de su vestido sobresale
al otro lado de la puerta de la noche.

Ella husmea los ruidos que le llegan,
lame galopes, silbidos y sirenas,
abre rincones rojos con su respiración.

Ella tiene en su plato una nevada
y un incendio en su taza
para velar al que se aleja.

Ella sueña descalza por las habitaciones
pisando el aire amigo de la muerte.


Fernando Chivite






domingo, 20 de noviembre de 2016


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José de Echegaray (Madrid,1832 – 1916)

Ingeniero, político, matemático, profesor, dramaturgo y poeta. En 1904 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

Entre sus obras, “La esposa del vengado”, “Para tal culpa tal pena”, “Morir por no despertar”, “Bodas trágicas” y “La muerte en los labios”.



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Los tres encuentros

Primer encuentro.
Un niño de tersa frente
y la muerte carcomida,
en la senda de la vida
y en el borde de una fuente,
por su bien o por su mal
una mañana se hallaron
y sedientos se inclinaron
sobre el líquido cristal.
Se inclinaron, y en la esfera
cristalina viose al punto
de un niño el rostro muy junto
a una seca calavera.
La muerte dijo: “¡Qué hermoso!”
-“¡Qué horrible!” –el niño pensó;
bebió aprisa y se escapó
por el bosque presuroso.

Segundo encuentro.
Pasó el tiempo y cierto día,
ya el sol en toda su altura,
en la misma fuente pura
bebieron en compañía,
por su bien o por su daño
La Muerte y un hombre fuerte;
la de siempre era la muerte;
el hombre el niño de antaño.
Como vióse de los dos
La imagen en el cristal
con la luz matutinal
que manda a los mundos Dios,
la del hombre, áspera tez
y la imagen hosca y fiera
de su helada compañera
se pintaron esta vez.
Bajo el agua limpia y fría
sus reflejos observaron;
como entonces se miraron
se miraron todavía.
Ella dijo no sé qué
señalando hacia el espejo.
Él murmuró: “¡Pobre viejo!”,
bebió despacio y se fue.

Tercer encuentro.
Cae la tarde; el sol anega
en pardas nubes su luz;
envuelta en negro capuz
medrosa la noche llega.
Dos sombras van a la fuente,
las dos beben a porfía
y aún no sacia el agua fría
sed atrasada y ardiente.
Se miran y no se ven;
pero pronto por fortuna
subirá al cielo la luna
y podrán mirarse bien.
Al fin su luz transparente
el espacio iluminó,
y en espejo convirtió
los cristales de la fuente.
Y eran las dos sombras ideales,
bajo el agua sumergidas,
de tal modo parecidas,
que al partir las sombras reales
de sus destinos en pos,
o por darse mala maña,
o por confusión extraña,
cada sombra de las dos
tomó en el líquido espejo
lo primero que encontróse,
y, sin notarlo, llevose
de la otra sombra el reflejo.


José de Echegaray

viernes, 11 de noviembre de 2016


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Miguel Costa y Llobera (Pollensa, Mallorca, 1854 – Palma de Mallorca, 1922)
Sacerdote  miembro de la Congregación Mariana, escritor y poeta. En el año 1902 recibió el título de “Mestre del Gai Saber”.
Entre sus obras, “Poesies”, “Horacianas”, “Visions de la Palestina” y “De l’agre de la terra”.


Temporal

Trista l’auba se desperta.
Damunt la costa deserta
llança l’àguila son crit;
i, pel vent espellissades,
passen negres nuvolades
com a robes esqueixades
del vel immens de la nit.
La mar creixent s’avalota,
la negror que l’encapota
claps de sol fan llambrajar;
i corrent a la ribera,
entre espessa polseguera
encrespen la caballera
los blancs cavalls de la mar.
Ronca la cova rodona,
fingint a cada cop d’ona
bramuls de monstre furiós;
i xucla l’aigua y la llança:
si el sol a ferir-la alcança,
per entre la escuma dansa
un iris meravellós.
Allà on la mar més s’arbora
dins l‘escuma bullidora,
els monstruosos esculls
cobar la vida pareixen…
i guaiten i desapareixen,
com a molars qui es deleixen
entre les ones reülls.
La fantástica muntanya
més alta sembla i estranya
amb lo front mig encobert.
La roca immòbil, aspriva,
per que guaiti pensativa
com aguaita el temps que arriba
la gran Esfinx del desert.
Allá baix, dins la calanca,
jau damunt l’arena blanca
el llaüt del pescador.
Vola Planyent la gavina;
i ágil l’águila marina
revolta el cap que s’empina,
formidable Adamastor.
O tu, que amb art fatigosa
cerques la forma grandiosa
de lo sublim enyorat,
vina a veure una vegada
nostra ribera escarpada
obra de Déu que, inspirada,
va esculpint la Tampestat.
I aquesta és l’hora, oh poeta!
Quan la ventada desfeta
vola damunt del Senyor,
dins la nuvolada obscura
la ribera es transfigura!
També la santa natura
té son moment de Tabor!


Miguel Costa y Llobera

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jueves, 3 de noviembre de 2016


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Florina Alías ( Colloto, Oviedo, 1921 – Gijón, 1999)


Escritora y poetisa en lengua castellana y en Bable.
Entre sus obras, “Señales del sueve”, “Xente de casa: Cien asturianos de hoy” y “Poemas”.







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Ante el cuadro de Piñole “El naufragio”

Galmia la madre al cielo, porque´l fiu
ta tiráu ensin vida so l’arena.
La mar detrás, sorda ante tanta pena,
xuega col barcu, yá medio fundíu.

Prencipiaba a ser mozu, y tan bravíu
como fuera so padre. Una ballena
dexára-ylu ensin vida, na faena
de gana-yos el pan pa ella y el criu.

Trabayando ensin duelu foi manera:
-“Sardinones, muyeres”!- de que viera
fechu un llobu de mar al rapacin.

Y agora, pol ptrabayu gastaína,
tol salobre del mar tien la prubina
ena boca, galmiando pol fiyín.


Floriana Alías