Juego literario con Bécquer de maestro
Rima LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala en sus cristales
jugando llamarán;
pero aquellos que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas…¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
De tu jardín las tapias a escalar,
Y otra vez en la tarde aún más hermosas,
Sus flores abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío
cuyos ojos mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día…
esas ¡no volverán!
Volverán del amor a tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
la razón de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…desengáñate,
¡así…no te querrán!
Bécquer compone su poema en torno a tres temas: golondrinas,
madreselvas y amor.
Dedica dos estrofas para cada tema. Total, 6 estrofas.
Podemos dividir el poema en tres partes. Cada uno de ellos consta de dos estrofas: las dos primeras para las golondrinas; 3ª y 4ª para las madreselvas y 5ª y 6ª para el amor.
La 2ª estrofa, la 4ª y la 6ª se oponen a sus respectivas parejas 1ª, 3ª y 5ª por medio de un “pero…”
Las seis estrofas están construidas de idéntico modo: 4 versos cada
estrofa. Los tres primeros, endecasílabos (11 sílabas) y el cuarto heptasílabo (de siete).
En cada estrofa riman en asonante el segundo verso con el cuarto y para la rima
utiliza un infinitivo, menos en la última que utiliza un nombre (colgar,
contemplar, escalar, temblar, sonar y
altar) y la tercera persona del plural de un verbo en infinitivo, menos en la
5ª que utiliza la tercera del singular (llamarán, volverán, abrirán, volverán,
despertará y querrán).
Fácil ¿no? En realidad, no es un modo de rimar que podamos considerar
excelente, más bien es pobre. Ya apuntamos que Bécquer no cuida demasiado la
forma, le interesan más los sentimientos que las palabras. Pero, claro, esto es
fácil de analizar a posteriori. La elegancia y el aroma poético que el poema
transmite es muy difícil de igualar y ahí ha quedado, inolvidable y aprendido a
fuerza de ser repetido (como las golondrinas “aprendieron” el nombre de los
amantes) por millones de personas.
El esquema de estas estrofas no es pues difícil. Lo difícil es
inventarlo, ser el creador del molde. Bien, el molde lo tenemos ¿Jugamos
literariamente a imitar a Bécquer? ¿Qué os parece intentar dos estrofas, con el
esquema, con el molde que seguro él nos presta encantado?
Primera
estrofa: 11 –
11 A
11
–
7
a
Segunda
estrofa: pero… 11 –
11
A
11
–
7 a
Aunque puede servir cualquier otro tema ¿qué tal si lo intentamos por ejemplo con el tema del amor eterno, más allá de la muerte o antes de todo? Imitando a Bécquer, podemos utilizar también un futuro para empezar la primera y el consabido “pero” para empezar la segunda y contraponerla. Y podemos utilizar un infinitivo y un futuro para conseguir la rima.
Esquema:
Morirán…………………… 11 -
………………….infinitivo) 11 A
………………………………11 –
……….(futuro) 7 a.
Pero………………………....11 –
…………………(infinitivo) 11 A
……………………………….11 –
………..(futuro) 7 a.
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