Kostas Karyotakis (Trípoli,
Grecia, 1896 – Preveza, 1928)
Licenciado en
Derecho, estudiante de Filosofía, empleado de Estado, escritor y poeta.
Entre sus
obras, “El dolor del hombre y de las cosas”, “Sin luto” y “Elegías y Sátiras”.
De carácter
melancólico y pesimista, acabó por suicidarse con un tiro de pistola, después
de haberlo intentado, ahogándose en el mar, una primera vez, sin éxito.
Las diosas y las nubes
¡Qué jóvenes
llegamos aquí, a la isla despoblada, al fin
del mundo,
cerca del sueño y lejos de la tierra!
Cuando se alejó
el último de nuestros amigos,
fuimos viniendo
poco a poco, arrastrando la perpetua herida.
Miramos con
ojos vacíos; desbaratado el paso,
cada cual
emprende en soledad el mismo camino;
y sentimos
enfermo nuestro cuerpo, su peso como de otro,
y ahogada en la
distancia, de nuestra voz nos llega sólo
un eco.
Pasa la vida,
sirena más allá del horizonte,
pero la muerte,
la muerte cotidiana, con su bilis
será cuando la
vida nos traiga, aunque sonría
el rayo de sol,
y aunque las auras soplen, Y seamos jóvenes.
Muy jóvenes; y
aquí una noche nos dejó, sobre una roca,
el barco que
ahora se pierde en el corazón del infinito,
se pierde y nos
preguntamos qué tenemos, qué tengo,
cuando nos
consumimos todos, y así de jóvenes nos vamos, apenas unos niños.
(Traducción de
Jan Manuel Macías)
A un antiguo compañero
Amigo, mi
corazón ahora como si envejeciese.
Terminó mi vida
de Atenas,
que por igual
pasó dulcemente y con la diversión,
y con la
amargura, alguna vez, del hambre.
No iré ya al
lugar que mi patria
dio al festejo
de mi juventud,
sino como
pasajero, con mi esperanza,
con el sueño
que borré, viajero.
Peregrino, iré
hacia tu casa
y me dirán que
no saben qué fue de ti.
Junto a otro
veré tu Afrodita
y otros la casa
de la Paz tendrán.
Iré hacia la
taberna, para pedir de nuevo
el vino de
Samos que bebíamos.
Faltarás, su
vino será diferente;
sin embargo yo
beberé y me emborracharé.
Subiré cantando
y tambaleándome
Al Zappio donde
comenzábamos a andar.
Alrededor será
hermosamente amplio el horizonte
Y srá mi
canción como un llanto.
Kostas
Karyotakis
Una sombra
Mientras
camino, desde arriba me sigue una sombra
como una nube
pesada o plumas de aves fatídicas.
Está conmigo en
todas partes, conmigo en lo que haga
Y tampoco me
deja ver ni el sol de Dios.
Kostas
Karyotakis
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