sábado, 31 de octubre de 2020

 Fernando Mombiela ( Zaragoza, 1969)

 

Escritor, poeta, dramaturgo, ensayista, articulista y crítico literario. Ha participado en radio,  televisión y en varias antologías poéticas.

Poema

 

He aprendido

a decir ‘te quiero’.

El lenguaje de los astros

no me interesa.

 Me gusta claro

como la luz del día.

Y sólo leo

cosas ficticias,

aunque para mí

que tú sabes más,

nadie me ha enseñado

a decir ‘te odio’.

Poema

 

No volverán

los días tiernos, en que

todo era armonioso, distinto,

feliz. No volverán

aquellos tiempos, en que

era una persona

 especial, Y no volverán

las críticas interesadas, las

acertadas citas

de mi obra, porque

no volverá

la vida

a deslumbrarte.


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domingo, 25 de octubre de 2020

Yukio Mishima (Tokio, 1925 – 1970)

Dramaturgo, escritor y poeta. Es considerado como uno de los más grandes escritores japoneses de la posguerra. Su escritura es una denuncia y una rebelión contra la decadencia espiritual en que ve sumida la sociedad en la que vive. Homosexual, de ideas conservadoras y, fascinado desde joven por la idea de la muerte, se suicidó por medio del harakiri.

Entre sus obras, “Confesiones de una máscara”, la tetralogía “El mar de la fertilidad”, “Después del banquete” y “La escuela de la carne.”

Morir

Morir

en el viento

del suicida.

Morir combatiendo

la única muerte

de un guerrero.

Morir

por el filo del sable

de muerte ritual.

Morir

sabiendo que morir

no es más que mejorar

el instante último.

Morir de olvido

como morimos todos

finalmente, a los pies

de un tiempo criminal.

Morir de rosas

de crisantemos

de flores de ciruelo

atravesadas por un grito.

Morir del otro lado  

del mundo

donde haya un guerrero

bajo el sol.

Morir imperial

Sin pedir perdón

 Enfrentando al enemigo

y siendo muerto por él.

Morir

caudillo del cielo

solitario jefe

de un idioma.

Morir

con el sol en la frente

como mueren los nuestros.

Morir

de rodillas al sable

al símbolo divino

de los tiempos.

Morir

de caballos desbocados

de ideogramas en la frente

de seppuku, al amanecer.

Morir

del otro lado

 de las cosas.

Morir con honor

por el acero entrañable

decapitado por el camarada

más querido.

Morir de mar

de isla

de corceles antiguos

 de estampido

Morir

de sangre nueva

junto al escudo medieval

de los guerreros.

 Morir

y olvidarse de un mundo

sin honor.

Morir incomunicado

aislado por el ruido

que el enemigo tajo

para ayudarnos

a morir.

Morir con honor

como un samurái

como un poeta.

Yukio Mishima

Ícaro

¿Pertenezco yo, entonces, a los cielos?

¿Por qué, sino, deberían los cielos

fijarme con esta incesante mirada azul,

tentándonos, a mí a mi mente, más alto

aún más alto, arriba de los cielos,

atrayéndome incesantemente hacia arriba

a lo alto lejos, lejos, lejos de lo humano?

¿Por qué, si el equilibrio ha sido

estrictamente estudiado

y el vuelo calculado con lo mejor de la razón

 hasta que ningún elemento aberrante

debiera por derecho permanecer?

¿Por qué, aún, debiera la lujuria de la ascensión

parecer, en sí misma, cercana ala locura?

Nada hay que pueda satisfaceme;

las novedades terrenas se opacan demasiado rápido.

Me veo llevando más y más alto, más inestable,

más y más cerca de la refulgencia del sol.

¿Por qué me queman, estos rayos de razón,

por qué estos rayos de razón me destruyen?

Los pueblos allá abajo y lo serpenteantes arroyos

se tornan tolerables mientras nuestra distancia crece.

¿Por qué alegan, aprueban, y me tientan

con la promesa de que puedo amar lo humano

si sólo se ve, esto, de lejos,

aunque la meta nunca podría ser el amor,

ni, si lo hubiese sido, podría yo nunca

haber pertenecido a los cielos?

No he envidiado a los pájaros su libertad

ni he sentido  nostalgia por la paz de la Naturaleza,

impulsado por nada salvo este ansia extraña

de lo más elevado, y lo más cercano, para sugerirme

en el azul profundo del cielo, tan contrario

a todas las dichas orgánicas, tan lejano

de los placeres de la superioridad

pero más alto, más alto,

deslumbrado, quizá, por la mareada incandescencia

de las alas enceradas.

¿O acaso entonces

 

pertenezco, después de todo, a la tierra? 

¿Por qué, sino, debería la tierra

mostrar tal ligereza para circundar mi caída?

Sin ofrecer ningún espacio para pensar o sentir,

por qué entonces la blanda, indolente tierra

me recibió con el impacto de su plato de acero?

¿Acaso la blanda tierra se volvió acero

sólo para mostrarme mi propia blandura;

que la Naturaleza trajera el hogar a mí;

que caer, no volar, está en el orden de las cosas,

más natural por lejos que aquella imponderable pasión?

¿Es el azul del cielo, entonces, un sueño?

¿Fue diseñado por la tierra, a la que yo pertenecía,

en relación a la fugaz, blanco-quemante intoxicación

conseguida por un momento por las alas enceradas?

¿Y favorecieron los cielos el plan para castigarme?

Para castigarme por no creer en mí mismo

o por creer demasiado;

demasiado anhelante de saber dónde residía mi lealtad

o vanamente asumiendo que ya lo sabía todo

por querer partir volando a lo desconocido o a lo conocido:

¿Ambos el mismo azul pedacito de una idea?

 

Yukio Mishima

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domingo, 18 de octubre de 2020

Bernarda Ferreira de Lacerda (1596 – 1644)

 

Fue una escritora y dramaturga portuguesa. Publíco su obra ‘La Hespaña Libertada’, dedicada a FDelipe II, en el año 1618.


 

       Hespaña Libertada

     Canto primero de la Primera parte

 

La libertad de nuestra España canto,

y hazañas de aquel godo maravilloso,

que con ánimo osado, y celo santo

la fue quitando el yugo trabajoso 

y los hechos también dignos de espanto,

y de sublime verso belicoso

que hizo la española gente fuerte

triunfando del tiempo y de la muerte.

 

(...)

 

Y tú mi patrio reino lusitano,

que de muchos de Europa eres corona,

si por escribir esto en castellano,

he dejado tu lengua, me perdona;

que es el origen de la historia hispano,

y quiero que mi musa, pues la entona

también a lo español vaya vestida,

para ser más vulgar, y conocida.

 

(,,,)

 

Las más bizarras damas regaladas,

y las principalísimas señoras

de sus galas y joyas despojadas

apresentan ufanas a las Moras;

que unas dejan en casa por criadas,

otras mandan al campo a ser pastoreas,

y se tienen entonces por dichosas

sólo aquellas que son menos hermosas.

 

Porque cualquier noble o vil pagano

viendo alguna española que le agrada,

con facilidad echa la mano 

y es del forzosamente deshonrada.

Mas, muchas con valor mayor que humano,

quisieron mueras ser a dura espada

antes que ver su honra corrompida

y alcanzaron con muerte eterna vida.

 

(,,,)

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domingo, 11 de octubre de 2020

El trabajo

Entonces, dijo el labrador: Háblanos del trabajo.

Y él respondió, diciendo:

Trabajáis para seguir el ritmo de la tierra y del alma de la tierra.

Porque estar ocioso es convertirse en un extraño en medio de las estaciones y salirse de la procesión de la vida, que marcha en amistad y sumisión orgullosa hacia el infinito.

Cuando trabajáis, sois una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en música.

¿Cuál de vosotros querrá ser una caña silenciosa y muda cuando todo canta al unísono?

Se os ha dicho siempre que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia.

Pero yo os digo que, cuando trabajáis, realizáis una parte del más lejano sueño de la tierra, asignada a vosotros cuando ese sueño fue nacido.

Y, trabajando, estáis, en realidad, amando a la vida.

Y amarla, a través del trabajo, es estar muy cerca del más recóndito secreto de la vida.

Pero si, en vuestro dolor, llamáis al nacer una aflicción y al soportar la carne una maldición escrita en vuestra frente, yo os responderé que nada más que el sudor de vuestra frente lavará lo que está escrito.

Se os ha dicho también que la vida es oscuridad y, en vuestra fatiga, os hacéis eco de la voz del fatigado.

Y yo os digo que la vida es, en verdad, oscuridad cuando no hay un impulso.

Y todo impulso es ciego cuando no hay conocimiento. Y todo saber es vano cuando no hay trabajo.

Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor.

Y cuando trabajáis con amor, os unís con vosotros mismos, y con los otros, y con Dios.

¿Y qué es trabajar con amor?

Es tejer la tela con hilos extraídos de vuestro corazón como si vuestro amado fuera a usar esa tela.

Es construir una casa con afecto, como si vuestro amado fuera a habitar en ella.

Es plantar semillas con ternura y cosechar con gozo, como si vuestro amado fuera a gozar del fruto.

Es infundir en todas las cosas que hacéis el -aliento de vuestro propio espíritu.

Y saber que todos los muertos benditos se hallan ante vosotros observando.

He oído a menudo decir, como si fuera en sueños: "El que trabaja en mármol y encuentra la forma de su propia alma en la piedra es más noble que el que labra la tierra."

"Aquel que se apodera del arco iris para colocarlo en una tela transformada en la imagen de un hombre es más que el que hace las sandalias para nuestros pies."

Pero, yo digo, no en sueños, sino en la vigilia del mediodía, que el viento no habla más dulcemente a los robles gigantes que a la menor de las hojas de la hierba.

Y solamente es grande el que cambia la voz del viento en una canción, hecha más dulce por-u propio amor.

El trabajo es el amor hecho visible.

Y si no podéis trabajar con amor, sino solamente con disgusto, es mejor que dejéis vuestra tarea y os sentéis a la puerta del templo y recibáis limosna de los que trabajan gozosamente.

Porque, si horneáis el pan con indiferencia estáis horneando un pan amargo que no calma más que a medias el hambre del hombre.

Y si refunfuñáis al apretar las uvas, vuestro murmurar destila un veneno en el vino.

Y si cantáis, aunque fuera como los ángeles, y no amáis el cantar, estáis ensordeciendo los oídos de los hombres para las voces del día y las voces de la noche.

Ahlil Gibrán

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domingo, 4 de octubre de 2020

David Eloy Rodríguez (Cáceres. 1976)

Ha estudiado Antropología y Comunicación audiovisual. Narrador y poeta- Pertenece al colectivo andaluz de escritores “La Palabra Itinerante”. Es además escritor de canciones, video-poemas y guiones de cómic.

Entre sus obras, “Charuf”, “Este loco mundo”, “Asombros”, “Los huidos”, “Para nombrar una ciudad” y “Miedo de ser escarcha.”

Entre sus premios, el “Premio de Poesía Universidad de Sevilla 1995”, el “Premio de Poesía Fernando Quiñones, 1998”, el “Premio internacional Surcos de Poesía” y el “Premio Creación Joven 2007 de poesía.”

Marat-Sade 1998

El problema ahora

es que hay muchos vigilantes

y pocos locos.

El problema ahora

es que la jaula está

en el interior del pájaro.

 

Criaturas

Hay palabras que van y vienen de uno a otro lado

casi sin notarse, como la luz unta el día,

cumpliendo un pacto antiguo.

 

Hay palabras que languidecen igual que amores

que decaen, tristes, en anemia o burocracia,

fatigados de pérdida.

 

Hay palabras que se comprenden en los severos

dominios del invierno, palabras malheridas,

infaustas cortesanas en los fueros de un rey cruel.

 

Hay palabras como fúnebres farsas o sombras

sin figura o guiñapos en las fauces de cachorros,

palabras vencidas por su propio veredicto

igual que barcos que tan sólo trasladaran

enfermedades infecciosas de isla a isla.

 

Hay palabras que huyen en barcazas de ciprés

por el río de la misericordia, audaces,

prófugas, sin reposo.

 

Hay palabras como peces turbios en un lago

de dolor cristalino.

Hay palabras dulces masticando sal.

 

Hay palabras que son cisnes nadando aguas extintas.

Hay palabras como hormigas en el mar

que intentan alcanzar la tierra.

 

Hay palabras imantadas, clérigas de arcaicos

saberes, muy turbadoras palabras con alas

de perro, tan diestras en

hablar desde otro tiempo y nacer en este instante.

 

Hay palabras que golpean tenaces la puerta

de tu casa con la sombra de sus puños. Insisten,

como la lluvia sobre las lápidas insisten,

precisas, feroces.

 

Hay pecios del ruido del mundo, palabrería.

 

Hay palabras como palomas que se disputan

migajas de este cielo.

Hay palabras con nariz de payaso, palabras

como gafas de ver.

 

Todas, todas ellas devoran

implacables, cruciales, el país de lo sin nombre,

todas imponen su presencia arrogante, convierten

el oro del misterio en piedra pura.


Cada corazón en el filo

¿Adónde huir? ¿Adónde los endemoniados?

¿Qué refugios, qué búsquedas, qué siembras?

Predican niebla y desesperaciones,

 

¿Qué protege, anida, salva?

Propagan estigmas y crueldades,

 

¿Cómo la resistencia?

En mitad de la guerra estudiar

la trayectoria de cada bala.

 

¿Cómo encontrar las palabras necesarias

para decir?

 

Cuando las luces se apagan

todos sueñan con un motín de mariposas,

con luces encendidas. 

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