Nanak (Nankana Sahib, Pakistán, 1469 – Kantarpur, 1539)
Fundador del
“Sijismo”. Todo lo que conocemos de Nanak es a través de unos libros, llamados
“Janamsakis”, escritos de después de su muerte, por lo que algunos detalles de
los que dan, son contradictorios. Se dice que a temprana edad abandonó la
escuela, la casa familiar y marchó en busca del sentido de la existencia. Tuvo
un encuentro con Kabir y se retiró al bosque a meditar.
A la edad de
treinta años se dedicó a expandir sus enseñanzas, recorriendo miles de
quilómetros. Sus principales enseñanzas son: hacer meditación y cantar el
nombre de Dios; vivir en sociedad, no como ermitaños; ganarse la vida
honestamente; compartir el dinero y la comida; practicar la amistad entre
hombres y mujeres; cuidar la salud mental y física y aceptar los regalos de
Dios.
Pasó sus últimos
años en Katarpur, pueblo construido por él y donde se instalaron con él sus
seguidores sijes para oírle y seguir sus enseñanzas. Le llamaban “Nanak Gurú”,
es decir “maestro.”
Un canto al supremo
Con el pensamiento
no podrás conocerle,
ni aunque cien
mil veces pienses en El;
tampoco lo
descubrirás por el silencio,
ni aunque
permanecieras mudo vidas enteras.
Mil destrezas
podrás obtener en este mundo,
pero sólo con el corazón de un niño podrás alcanzarle.
Oh Señor; Tú
eres Inmaculado. Tú eres nuestro Señor Benévolo. Tú eres el Conocedor, Sabio en
cada arte.
Oh Dios, así
somos nosotros, y así eres Tú; cometemos errores todo el tiempo y Tú los
borras, oh Señor, Maravilloso es Tu Reino.
Eres el Creador
y el Benefactor de todos; bendices a todos con su cuerpo y con la fuerza de
vivir. Oh Señor, otórganos tus Favores.
Tú eres siempre
Bondadoso con nosotros, pero no podemos entender Tu Bondad.
Eres el Señor
Dador del Éxtasis, el Diseñador de nuestro destino.
Oh Señor,
sálvame pues soy Tu criatura.
Eres nuestro
Rey Eterno, nuestro Tesoro; todas las criaturas piden a tu Puerta.
Dice Nanak,
consérvame siempre en el Sendero de Tus Santos.
Has salvado el
honor de tus devotos desde el principio del tiempo, oh Señor.
Oh Dios, ésta
es tu gloria; los devotos sólo buscan tu refugio y Tú salvas su Destino.
Te manifiestas
a través de tus devotos, oh Señor; a través de ellos eres conocido. El mundo
envuelto en Maya está sujeto a tu Voluntad; sólo Tú eres el Arquitecto del
Destino.
Tus Devotos
calman su ego y su deseo y toman conciencia de Ti a través de la Palabra del
Maestro.
El Señor cumple
las tareas de aquéllos que alaban Su Nombre, y por la Gracia del Maestro, con
el Señor siempre presente en sus mentes, ellos son liberados.
Quien dirige su
mirada a Dios participa del Néctar y se funde en la Verdad del Señor con toda
naturalidad.
Aquél que
enaltece al Señor en su mente, es aclamado como verdadero en la corte del
Señor.
Dice Nanak,
ofrezco mi ser en sacrificio a aquéllos que alaban al Señor en su corazón.
A través del
Nombre del Señor todo es creado.
Aquéllos que estaban
despiertos al llamado del Maestro se levantaron y nadaron a través del mar de
la existencia. El Nombre del Señor fue el fruto que obtuvieron y es lo que más
adoran en su corazón.
Aquéllos que
buscaron el Refugio del Maestro fueron recibidos por Él.
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