Nacido en
Córdoba, su producción poética podemos situarla en dos planos bien
diferenciados: el poeta culto, que compone en versos de arte mayor,
generalmente endecasílabos y el poeta en metros populares, autor de letrillas y
romances. Capaz de poemas de gran dificultad metafórica como en “Soledades” y
“Polifemo” y capaz de poemas infantiles con claridad transparente, de rima
breve y sencilla como los aquí traídos.
…….
Da bienes
fortuna
que no están escritos:
cuando pitos
flautas,
cuando flautas
pitos.
¡Cuán diversas
sendas
suele seguir
en el repartir
honra y
haciendas!
A unos da
encomiendas,
a otros
sanbenitos.
Cuando pitos
flautas,
cunado flautas
pitos.
A veces
despoja
de choza y
apero
al mayor
cabrero,
y a quien se
le antoja
la cabra más
coja
padre de
cabritos.
Cuando pitos
flautas,
cuando flautas
pitos.
Porque en una
aldea
un pobre
mancebo
hurtó sólo un
huevo
al sol
bambolea,
y otro se
pasea
con cien mil
delitos.
Cuando pitos
flautas,
cuando flautas
pitos.
Luis de
Góngora
………………
Ande yo caliente
Ande yo
caliente
y ríase la
gente.
Traten otros
del gobierno
del mundo y
sus monarquías,
mientras
gobiernan mis días
mantequillas y
pan tierno,
y las mañanas
de invierno
naranjada y
aguardiente,
y ríase la
gente.
Coma en dorada
vajilla
el príncipe
mil cuidados
como píldoras
dorados,
que yo en mi
pobre mesilla
quiero más una
morcilla
que en asador
reviente,
y ríase la
gente.
Cuando cubra
las montañas
de plata y
nieve el enero
tenga yo lleno
el brasero
de bellotas y
castañas
y quien las
dulces patrañas
del rey que
rabió me cuente
y ríase la
gente.
Busque en muy
en hora buena
el mercader
nuevos soles;
yo conchas y
caracoles
entre la
menuda arena,
escuchando a
Filomena
sobre el chopo
de la fuente,
y ríase la
gente.
(…)
Luis de
Góngora
Romance
La más bella
niña
de nuestro
lugar,
hoy viuda y
sola
y ayer por
casar.
Viendo que sus
ojos
a la guerra
van,
a su madre
dice
que escucha su
mal:
Dejadme llorar
orillas del
mar.
Pues me diste,
madre,
en tan tierna
edad
tan corto el
placer,
tan largo el
pesar,
y me
cautivaste
de quien hoy
se va
y lleva las
llaves
de mi libertad,
dejadme llorar
orillas del
mar.
(…)
Dulce madre
mía,
¿quién no
llorará,
aunque tenga
el pecho
como un
pedernal,
y no dará
voces
viendo
marchitar
los más verdes
años
de mi mocedad?
Dejadme llorar
orillas del
mar.
Váyanse las
noches
pues ido se
han
los ojos que
hacían
los míos
velar;
váyanse, y no
vean
tanta soledad
después que en
mi lecho
sobra la
mitad.
Dejadme llorar
orillas del
mar.
Luis de
Góngora
…………
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