viernes, 6 de septiembre de 2013

LUIS DE GÓNGORA (1561 – 1627)

  
Nacido en Córdoba, su producción poética podemos situarla en dos planos bien diferenciados: el poeta culto, que compone en versos de arte mayor, generalmente endecasílabos y el poeta en metros populares, autor de letrillas y romances. Capaz de poemas de gran dificultad metafórica como en “Soledades” y “Polifemo” y capaz de poemas infantiles con claridad transparente, de rima breve y sencilla como los aquí traídos.
…….

Letrillas

Da bienes fortuna
que no  están escritos:
cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

¡Cuán diversas sendas
suele seguir
en el repartir
honra y haciendas!

A unos da encomiendas,
a otros sanbenitos.
Cuando pitos flautas,
cunado flautas pitos.

A veces despoja
de choza y apero
al mayor cabrero,
y a quien se le antoja
la cabra más coja
padre de cabritos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

Porque en una aldea
un pobre mancebo
hurtó sólo un huevo
al sol bambolea,
y otro se pasea
con cien mil delitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.

Luis de Góngora



………………

Ande yo caliente

Ande yo caliente
y ríase la gente.

Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.

Coma en dorada vajilla
el príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en asador reviente,
y ríase la gente.

Cuando cubra las montañas
de plata y nieve el enero
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas
y quien las dulces patrañas
del rey que rabió me cuente
y ríase la gente.

Busque en muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
(…)

Luis de Góngora
















Romance

La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
y ayer por casar.
Viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice
que escucha su mal:
Dejadme llorar
orillas del mar.
Pues me diste, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el pesar,
y me cautivaste
de quien hoy se va
y lleva las llaves
de  mi libertad,
dejadme llorar
orillas del mar.
(…)
Dulce madre mía,
¿quién no llorará,
aunque tenga el pecho
como un pedernal,
y no dará voces
viendo marchitar
los más verdes años
de mi mocedad?
Dejadme llorar
orillas del mar.
Váyanse las noches
pues ido se han
los ojos que hacían
los míos velar;
váyanse, y no vean
tanta soledad
después que en mi lecho
sobra la mitad.
Dejadme llorar
orillas del mar.

Luis de Góngora



…………

No hay comentarios:

Publicar un comentario