Benedicto Lorenzo de Blancas (Blancas,
Teruel, 1920 – Zaragoza, 2010)
Licenciado en
Filología Románica, maestro, funcionario, escritor y poeta, perteneciente el
“Grupo de poetas de nike”.
Entre sus obras,
“Sonrisas”, “Voz interior”, “Fondo de soledad” “Norte de soledad” y “Víspera de
ti.”
Contacto
Toda la gracia me
bautiza cuando
como un agua bendita
estoy sintiendo
que una grata pasión
me está invadiendo,
que una dulce ilusión
me está llenando.
Estoy la ciencia
entera desvelando,
mientras testigo soy,
mientras entiendo
de la ternura que me
está prendiendo,
de la hermosura que se
está mostrando.
Guiado de una estrella
estoy viniendo.
Estoy llegando a ti.
Estoy llegando,
mientras la
expectación te está sintiendo.
Mientras la aceptación
estás hilando,
ya tu respiración me
está envolviendo,
que, de puntillas, se
me está acercando.
Benedicto Lorenzo de
Blancas
Madre
Desde que no te tengo,
ni me tienes,
desterrada ternura,
madre mía,
te llamo a cada hora y
cada día
espero la llegada de
los trenes.
Pero tú nunca vienes,
nunca vienes
a compartir tus penas
con las mías,
como hacías entonces,
como hacías
antes de que
existieran los andenes.
No sabes cómo duelen
las heridas
cuando no hay quien
las cure por las noches,
no sabes cómo animan
los reproches
mezclados con los
besos y las manos.
Cuando se pide o se
llama en vano,
no sabes qué difícil
es la vida.
Benedicto Lorenzo de
Blancas
El azafrán
Un mar de flores
violeta
en la fría madrugada;
un tibio sol en que
apenas
se desvanece la
escarcha;
un ajetreo de manos
de estremecidas
muchachas,
(un préstamo convenido
de vecindad
castellana,
un rito que se consuma
en una cita del mapa),
que cortan el
firmamento
y lo ponen en su
halda.
De aquel mar azul
violento
las mozas que lo
domaran
al carro que las
espera
llevan las cestas
colmadas,
llenas de grandes
ojeras
y las bermejas
pestañas.
Cuando otra cesta se
extiende
sobre aquel mar, que
ya es playa,
que importa copas de
anís,
chocolate y
mantecadas,
entre risas y decires
que hacen moza la
mañana.
Al mozo de la
cuadrilla
han asaltado las
mozas;
le quitan los
pantalones,
sus intimidades
violan.
Nadie sabe lo que ha
habido
en tan singular
alcoba;
quién resultará
vencido,
de quién fuera la
victoria;
el mozo nada declara,
las mozas nada
pregonan;
sólo es tiempo lo
dirá,
cuando los trigos
engordan.
La mesa llena de rosa
que ágiles manos
amenguan.
Los silencios y los diálogos
sabiamente se
entremezclan.
Como fruto de la tarde
y el afán que los
alienta
montones de rojas
brines
que la jornada
compendian.
Al límite de la tarde
hay una pequeña
tregua.
Salen las esbrinadoras
(y los mozos las esperan).
Se despiertan las
guitarras,
se desperezan las
piernas,
y en un singular
instante
el ámbito se hace
fiesta.
Y otra vez el ritmo
mágico
se oye después de la
cena…
hasta que a la media
noche
fina el montón y se
acuestan.
Cuando el ama de la
casa
tuesta la roja cosecha
y brilla en el blanco
lienzo
la síntesis que la expresa…
el aroma que se
expande
hasta el horizonte
llega.
Broche de una teoría
de trabajos de una
tierra.
Arcángeles invisibles,
escultores y poetas,
están grabando en el
tiempo
un año más y unas
fechas.
Benedicto Lorenzo de
Blancas
Imágenes:https://www.google.es