Cesare Pavese (Santo Stefano
Belbo, 1908 – 1950)
Licenciado en Letras,
traductor, editor, novelista y poeta.
De carácter depresivo, se quitó
la vida, tomando barbitúricos en gran cantidad.
Entre sus obras, “Trabajar
cansa”, “El oficio de poeta”, “El oficio de vivir”, “Vendrá la muerte y tendrá
tus ojos” y ”La luna y la fogata.”
El paraíso sobre los tejados
Será un día tranquilo, de luz
fría
como el sol que nace o muere y
el cristal
cerrará el aire sucio fuera del
cielo.
Se nos despierta una mañana,
una vez para siempre,
en la tibieza del último sueño: la sombra
será como la tibieza. Llenará
la estancia,
por la gran ventana, un cielo
más grande.
Desde la escalera, subida una vez
para siempre
no llegarán voces, ni rostros
muertos.
No será necesario dejar el
lecho.
Sólo el alba entrará en la
estancia vacía.
Bastará le ventana para vestir
cada cosa
con una tranquila claridad, casi
una luz.
Se posará una sombra descarnada
sobre el rostro sumergido.
Serán los recuerdos como
gusanos de sombra
aplastados como las viejas
brasas
en el camino. El recuerdo será
la llama
que todavía ayer dormía en los
ojos apagados.
Cesare Pavese
Versión de Carles José i Solsora
Sueño
¿Aún ríe tu cuerpo con la
intensa caricia
de la mano o del aire y en
ocasiones reencuentra
en el aire otros cuerpos?
Muchos de ellos retornan
con un temblor de la sangre,
con una nada. También
el cuerpo
que se tendió a tu flanco te
busca en esta nada.
Era un juego liviano pensar que
un día
la caricia del alba emergería
de nuevo
cual inesperado recuerdo en la
nada. Tu cuerpo
despertaría una mañana
enamorado
de su propia tibieza, bajo el
alba desierta.
Un intenso recuerdo te
atravesaría
y una intensa sonrisa. ¿No
regresa aquel alba?
Aquella fresca caricia se
habría apretado a tu cuerpo
en el aire, en la íntima
sangre,
y habrías sabido que el tibio
instante
respondía en el alba a un
temblor distinto,
un temblor de la nada. Lo
habrías sabido
igual que un día lejano,
supiste que un cuerpo
se tendía a tu lado.
Dormías con ligereza
bajo un aire risueño de
efímeros cuerpos,
enamorada de una nada. Y la
intensa sonrisa
te atravesó abriéndote los ojos
asombrados.
¿Nunca más regresó de la nada,
aquél alba?
Cesare Pavese
Versión de Carles José i
Solsora
Vendrá la muerte y tendrá tus
ojos
Vendrá la muerte y tendrá tus
ojos,
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche,
insomne,
sorda, como un viejo
remordimiento
o un vicio absurdo- Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te
inclinas
en el espejo. Oh querida
esperanza,
también ese día sabremos
nosotros
que eres la vida y eres la
nada.
Para todos tiene la muerte una
mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus
ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro
muerto,
como escuchar unos labios
cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
Cesare Pavese
Versión de Carles José i
Solsora
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