Ingeburg Bachman (Klagenfurt, Austria, 1926 – Roma, 1973)
Estudiante de derecho,
psicología y literatura, Doctora en Filosofía, escritora y poetisa.
Entres sus obras, ‘El retraso consentido’. ‘La barca’, ‘La ciudad sin nombre’, ‘Tiempo postergado’, ‘invocación a la osa mayor’, ‘Tipos de muerte’ y ‘Simultan’.
Despedida
La carne, que envejeció muy
bien conmigo,
la mano rugosa, que sostuvo
fresca la mía,
ha de quedarse sobre el pálido
muslo,
rejuvenecerse la carne, por un
instante,
para que así venga más rápido
el derrumbe en ella,
rápido llegan las arrugas, casi sanas
y todo sobre la rígida
musculatura.
No ser amada. El dolor podría
ser aún
mayor. Se siente muy bien, toca
a la puerta.
Pero la carne, con su línea
abierta en la rodilla,
las arrugadas manos, todo ello
sobrevino de noche,
el curtido omóplato, donde ya
no crece ningún verde,
donde alguna vez se mantuvo
oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un
solo día,
el confiado animal fue llevado bajo
latigazos
a su armonía preestablecida.
(Traducción de BrenoOnetto)
Niños de Julio
Por nuestros propios medios nonatos,
mis niños de julio, las monstruosidades
que se mueven con el pie
mutilado, no lo sabemos,
que agitan el muñón, no lo
sabemos,
y la cabeza perdida.
Por nuestros propios medios,
perdiendo la cabeza
mis queridos niños
nada les habría podido enseñar
pero bien alimentados le habría
hecho
enamorarse de lo otro, del
viento en el aire.
Unos miles de ellos en julio
habría sido siempre julio
monstruos alimentados
desde mi ternura
que es lo que buscáis vosotros,
espectros etéreos.
Transformadores del mundo, vosotros me
lo habríais cambiado el mundo
y cambiármelo hasta la muerte
por cariño
hasta la muerte para algo otro.
Viento en el aire el papel
jironeado
que se desgarra, antes que algo
pueda
leer lo que ha sucedido
cómo se os ha arrancado
de mí, se ha desgarrado el
jirón de
papel que no puede sin embargo leer aún nadie.
(Traduccion de Breno Onetto)
La noche de los perdidos
El final del amor
Una luna, un cielo
y el mar oscuro.
Tan sólo eso, y todo oscuro,
Tan sólo eso, porque es de
noche.
Y nada humano
entreteje además esa acción
efectiva
que me reprochas también tú
y semejante amargura.
No lo hagas.
Nada mejor hay que yo pudiera
conocer
sino amarte, nunca
pensé,
que a través del sudor de la piel
se me haría presente
el mundo.
(Traducción de Breno Onetto)
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