Francisca Páez de Colindres
Poetisa española del siglo XVII.
Sátira
A el casi Presidente,
que en su boca ermitaño trae un diente;
a el buen hijo del siglo,
que siempre tuvo cara de un vestiglo,
ministro vigilante
que destierra otra vez el guardainfante,
salud, si puede dársela un doliente,
dama que mucho siente
verse tan descurtida
que parece visión de la otra vida,
si bien mujer honrada
que andino de jubón abigarrada
sin publicar ni descubrir el pecho
que todo vicio sirve de cohecho.
Por cierto, amigo mío,
que ha sido este orden nuevo desvarío,
que las bien puestas faldas
no son escandalosas como espaldas
lucientes, blancas, tersas y bruñidas,
tiranas de las bolsas y las vidas,
ni pechos despechados,
salsa que pone el diablo a los pecados,
a quien con gran donaire un caballero
llamaba el pecadero.
En Galicia los trajes
incultos, toscos, pobres y salvajes,
muy bien los visteis cuando
fuisteis en Lugo obispo venerando,
antídoto no son de la lujuria
pues en aquel país tiene más furia;
de que se sigue que en aquesta tierra
no es causa el guardainfante de esta guerra.
Mala gente son hombres y mujeres
propia pensión a ilícitos placeres.
Aquí las burlas dejo
y me transformo en uno del Consejo.
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