sábado, 19 de marzo de 2022

Aurora Estrada (Puebloviejo, Ecuador, 1903 – Guayaquil, 1967)

Pedagoga y poeta. Se dio a conocer como poetisa importante con sus poemas “Cuando vuelva a mí” y “Poemas de la casa en ruinas”, con los que ganó el primero y segundo puestos en los Fuegos Florales de 1923, con apenas veinte años.

Entre sus obras, “Como el incienso”, “Nuestro canto”, “Cometas al viento”, y “Veinte trenos y una canción de cuna.”

Poema de la casa en ruinas

 

La casa en ruinas, blanca como una niña anciana

que saliera a tomar el sol de esta mañana,

sobre el camino lacio, tristemente curvada,

se halla como de algún largo viaje cansada.

 

Sobre el tejado rojo inquieta enredadera

se extiende como un verde manto de primavera

y en la ventana un trozo de tela desteñida

finge una mano trémula en larga despedida.

 

Cuelga un nido vacío de errante golondrina

en el alero roto que a la tierra se inclina,

y entre los corredores las pacientes arañas

con seda fina y suave tejieron sus marañas.

 

En el umbral soleado sigue la negra puerta

como pupila fija y enigmática abierta...

ascendamos, hermana, por la escala de piedra,

por la escala que adorna, ya marchita la yedra.

 

Semejando el lamento del que se encuentra herido,

cómo cruje doliente el piso carcomido

escucha unciosamente como que huyeran alas

nuestros pasos leves por las desiertas salas.

 

Ríes de mis palabras y el surtidor sonoro

de tu garganta perla como fuente de oro.

La casa en ruinas, blanca como una niña anciana,

mi sueño sin aurora, bien cobijara hermana.

 

Y nos vamos al fin por la senda florida,

tú alegre y sonrosada en plenitud de vida,

yo pálida, llevando mi primavera muerta

como si fuera el alma de la casa desierta.

Mi ruego

 

¡Señor! Llévate todos los dones que me diste:

mi juventud enferma, mi sonora alegría,

las alas de mis sueños, mi primavera triste

y, si también lo quieres, mi cáliz de Poesía.

 

Marchita mis rosales, mancha mi blanca veste,

manda los buitres negros de la desolación

a que se nutran, ávidos, en la carne celeste

del ruiseñor que canta dentro de mi corazón.

 

Haz duro el pan que coma, más negra la negrura

de mi incierto destino; dame el vasto dolor

que soporta la Tierra. Toda la desventura

recibiré serena si me dejas mi amor.


Imágenes:https://www.blogger.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario