Victorino Abente y Lago (Mugía, España, 1846 – Asunción, Paraguay, 1935)
Poeta español
de nacimiento, pero radicado en Paraguay, país con el que se identificó plenamente,
sobre todo en el enfrentamiento con las tropas brasileñas, argentinas y
bolivianas. Fue conocido como el poeta de la “Resurrección nacional.”
Entre sus obras, “Mis dos patrias”, “La tejedora de Ñandutí” y “Sibila paraguaya.”
Romance de la paraguaya
Era una noche
de luna.
Estando en el Paraguay,
aspirando el
grato aroma
de un frondoso
naranjal,
vi una joven
paraguaya
de tierna y
hermosa faz,
sentada la pie
de un naranjo,
suspirando sin
cesar.
-¿Por qué
suspiras –le dije-
Con tan profundo
dolor?
-¡Ay!,
suspiro, porque tengo
desgarrado el
corazón.
La guerra de
tres naciones
que a mi patria
desoló,
en el mundo
abandonada
sola y triste
me dejó.
Mi padre,
siguiendo a López,
allá por Cerro-Corá,
cayó cubierto
de heridas
al pasar el
Aquidabán.
-¿No tienes
algún hermano
que mitigue tu
dolor?
–Tuve tres,
pero yo sola
gimo en la desolación.
Uno murió en
el Pilar,
otro murió en
Tuyutí,
y el tercero
defendiendo
las trincheras
de Humaitá.
-¿Acaso también
tu madre
tuvo esa suerte
infeliz?
Después de
tantas penurias
murió ella también allí.
Las alas rotas
Tú desde
entonces eres la elegida
para mi
corazón aventurero,
y tenías que
ser para mí, pero
¡estabas tan
distante de mi vida!
Estabas tan lejana
y escondida
en no sé qué
recodo de un sendero,
que te buscaba
en vano.
¡Oh!, el
artero
destino cruel
de mi ilusión florida.
En la
inquietud de mi peregrinaje,
todos los
privilegios del paisaje
decoraron mis
múltiples derrotas.
Y al fin mi corazón,
por un acaso,
se durmió para
siempre en tu regazo,
ciego de luz y
con las alas rotas.
¡Qué chasco!
Una noche soñé
que en blanco lecho
bellísima
mujer me acariciaba;
y su corazón,
violento, se agitaba
cual si quisiera
abandonar el pecho.
Yo, como ella,
también sentía estrecho
el espacio en
que el mío palpitaba,
y ávido de
placeres se excitaba,
con el deseo
convertido en hecho.
Mimos llenos
de amor, besos, abrazos.
¡Qué momentos
de gozo embriagadores!
Mas ¡ay!
Triste de mí. Lo que en mis brazos
al despertar
hallé: ¿saben lectores,
lo que entre
ellos tenia aprisionada?
¡Que era de mi cama la almohada!
Silogismos
En amores hay
dolores
pues en amar
hay pesar,
y si hay pesar
en amar,
son dolores
mis amores.
Si sufreindo,
estoy queriendo,
pues quiero
por ser sincero,
es bien
probado que quiero
querer estando
sufriendo.
Muchos, al amor,
gozar
llaman, porque
bien no aman,
los que bien
aman, no llaman
dulce gozar al
amar.
La pasión a la
razón
mata, cuando
se está amando,
no se puede
gozar, cuando
lucha razón y
pasión.
Si hay dolores
en amores,
queriendo se
está sufriendo,
es así que
estoy queriendo,
luego yo quiero dolores.
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