Luis Antonio de Villena (Madrid- 1951)

Es un reconocido ensayista, traductor de grandes poetas, poeta él mismo y narrador.

Entre sus obras podemos citar “Sublime Solarium”, “Celebración del laberinto”, “Las herejías privadas”, “Amores iguales” y “El viaje a Bizancio”.

Entre sus premios se encuentran el “Premio Azorín de novela”, el “Premio Nacional de la Crítica”, el “Premio Internacional Ciudad de Melilla” de poesía, el “Premio Sonrisa Vertical” de narrativa erótica, el “Premio Internacional de poesía Generación del 27” el “premio Internacional de poesía Viaje al Parnaso” etc.

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Celebrando delicia y ternura


Y aquel círculo sacro cerró entorno nuestro.
Todo era oscuridad y atmósfera callada.
Un centro nos unía y una emoción muy cálida.
Los cuerpos se rozaban exactos y encendidos,
y la piel profería su lenguaje perfecto.
Una dulce pasión en un círculo negro,
mientras la hoguera llena de sentidos el tiempo
y me cuenta tu mano la maravilla toda.
Si algún día he de hablar en favor de la vida,
no olvidaré esa noche en el círculo ciego,
ni a ti, que me enseñabas minucioso lo eterno.

L.A. de Villena

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Perfectos alejandrinos para la descripción de un encuentro amoroso en sutilísimas metáforas y bellísimas imágenes.

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Piscina

Con un ligero impulso la palanca palpita,
y el desnudo se goza un instante en el aire,
para astillar después en vibraciones verdes
el oro y el azul y la espuma que canta.

Desciendes un momento. Y riela en los visos
del cristal transparente el fuego que galopa
entre las ramas verdes, y es túnica de seda
que amorosa recoge la selva de tu cuerpo.

Te detienes y nadas. El fondo es tu capricho.
Como un solaz de algas que amase tu cabello
te complaces en verte por grutas submarinas.
Y al regresar al sol, nos miras en la orilla,
mientras, todas codicias sexuales, el agua
deseosa, se goza solitaria en tu cintura.
L. A. de Villena
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Un soneto en versos alejandrinos no rimados para la exaltar la belleza fugaz de un cuerpo bello en tres instantáneas que seducen a quien mira: en el aire, en el agua y su salida al sol con el cuerpo mojado.
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Tractatus de amore
 IV

Ya que el más alto amor es imposible.
Ya que no existe el alma pura convertida en cuerpo.
Ya que el instante detenido
(¡oh, párate un momento, eres tan bello!)
no es más que un grato sueño de la literatura.
Ya que se muda el dios de un día
y el tiempo torna falaz toda imagen armónica.
Ya que el eterno muchacho es sólo mito
y fugaz representación que solemniza el arte;
cuando alguien nos provoca amor,
cuando sentimos el ansia irreprimible
de estar con fuertemente, y de abrasarnos, 
cuando creemos que aquel ser es toda
la dorada plenitud, sin dudar nos engañamos.
(Una magia y un deseo nos embaucan.)
No existe el sumo amor. Es tan sólo
un impulso del alma, y unas horas o unos meses,
ciegos, felices, burlados..

L. A. de Villena

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Visión desmitificadora del amor. El “por siempre” no existe, ni el perfecto. Es sólo un deseo irrefrenable, temporal e imperfecto, egoísta y viciado. Sólo literatura.

Este engaño que se burla de nosotros y del que no escarmentamos, lo presenta L.A. de Villena en verso libre hermoso y eficaz.

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