Rayuela -
Antinovela – Julio Cortázar
Nada diré,
por conocido, de este genio argentino nacido en Bruselas y nacionalizado
francés.
En cuanto a
Rayuela, su novela más famosa, he aquí un posible principio y fin:
“¿Encontraría
a la maga? Tantos días me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine,
al arco que da la Quai de
Conti y
apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las
formas, ya su silueta delgada se
insinuaba en
el Pont des Arts a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el
pretil de hierro sobre el agua…
……..
“… Era así,
la armonía duraba increíblemente, no había palabras para contestar a la bondad
de esos dos de ahí abajo,
mirándolo y
hablándole desde la rayuela, porque Talita estaba sin darse cuenta en la casilla
tres, y Traveler tenía un pie
metido en la
seis, de manera que lo único que él podía hacer era mover un poco la mano
derecha en un saludo tímido y
quedarse
mirando a la maga, a Manu, diciéndose que al fin y a cabo algún encuentro había,
aunque no pudiera durar más
que ese
instante terriblemente dulce en lo que lo mejor sin lugar a dudas hubiera sido
inclinarse apenas hacia afuera y
dejarse ir,
paf se acabó.”
Digo que éste
es un posible principio y fin, porque la novela admite varias posibilidades de
lectura. Puede tener otros
principios y
otros finales. Se puede, incluso, prescindir de bastantes capítulos “sin
remordimientos”, según el mismo
Cortázar nos
aconseja.
Otra posibilidad
sería el mismo principio, pero con este final:
-No se puede
fumar en el hospital.
-Wew are makers of manners, che. Es muy Bueno
para la auscultación.
-La sala
Chauffard está ahí –dijo Etienne- No nos vamos a quedar todo el día en este
banco.
-Espera que
termine el pitillo.
Pero también
podría tener este principio:
“Sí, pero
quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer
por la rue de la Huchette, saliendo de
los portales
carcomidos, de los parvos zaguanes, del fuego sin imagen que lame las piedras y
acecha en los vanos de las
puertas…”
Y terminar
así:
“…Traveler no
le contestó nada, y miró a Ovejero que entraba y se inclinaba para tomar el
pulso de la histeria matinensis
yugulata.
-Monjes que
han de combatir siempre todo mal espiritual .dijo distintamente Olivera.
-Ahá – dijo
Ovejero para alentarlo”.
……….
Anticipo de
algunas ideas para entender la novela de Cortázar:
Reunidos los
componentes del “Club de la Serpiente”, discuten sobre la novela de Morelli.
-Usa el lenguaje
como yo uso los fósforos –dice Ronald, interpretando a Morelli- hay que
castigar el lenguaje, espulgarlo,
devolverle
sus derechos.
-El mero
escribir estético es un escamoteo y una mentira –apunta Olivera- que suscita al
lector-hembra, que cómodamente
sentado en su
sillón no quiere problemas.
-Feliz el
escritor que encuentra sus pares activos –lee Wong en al nota de Morelli- toda
idea clara es siempre un error o una
verdad a
medias. Hay que sospechar siempre de las palabras que tienden a organizarse eufónica,
rítmicamente, con el
ronroneo
feliz que hipnotiza al lector…
-¿Para qué
sirve un escritor sino para destruir la literatura? -pregunta Olivera.
-Y esto que
pretende Morelli ¿servirá de algo? –pregunta Perico que tiene una visión del
arte más convencional.
-Posiblemente
para nada- contesta Olivera- pero al menos nos hace un poco menos solos n este
callejón sin salida al servicio
de la
Gran-Infatuación-Realista-Espiritualista-Materialista del occidente.
………
Capítulos de
Rayuela, que a mi juicio son muy interesantes:
El 99 y el
109. Ambos son clave para entender a Moerlli, alter ego de Cortázar y por
tanto, claves para entender la novela.
El 28. Es
largo, pero extraordinario en la manera de contar la muerte de Rocamadour, hijo
de la Maga.
El 34. Originalísimo.
Se van narrando dos hilos argumentales a la vez: uno por las líneas impares y
otro por las pares.
El 36. Último
de la primera parte. Delirante borrachera de Oliveira con la Clochard (mendiga).
“Heráclito se había hecho
enterrar en
un montón de estiércol, para curarse de hidropesía. En la mierda hasta el
cogote, Heráclito el oscuro”.
El 68.
Erótico. Lenguaje guíglico o prosa jitanjafórica, me atrevería a definir.
El 54, 55 y
56. Los tres últimos, donde se va manifestando la extrañísima y peligrosa
relación de Olivera con su amigo
Trevelez y
Talita, la esposa de éste, al límite mismo de la locura y de los celos.
Podría añadir
otros capítulos más, pero quien se atreva con estos citados, podrá hacerse una
idea bastante aproximada de
esta
¿antinovela?,que a nadie deja indiferente.
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