domingo, 15 de junio de 2014

José María Egas

 (Bahía de Caráquez, Ecuador, 1896 – 1982)

Abogado, diplomático, periodista y poeta ecuatoriano. En 1976 recibió el honor de ser coronado como Poeta Nacional.
Entre sus obras destacaremos “Unción y otros poemas”, ”Canto a Guayaquil”, “Arias íntimas” y “La senda Florida.”
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Amor
 
Deja que venga solo, deja que venga piano,
alegre, doloroso, como quiera venir…,
que arome de silencios tu corazón cristiano
y pueble de luceros tu noche de zafir.
¡Pero nunca te empeñes en forzar el arcano!
Amor es un tesoro que cae de la mano…
Es arpa de los cielos que la tendrás que oír.
Deja que venga solo…Que llegará en un día
de sorpresa inefable para mi corazón,
cuando traigas del valle de tu melancolía
humedad en los ojos y en los labios canción.
¡Pero nunca te empeñes con sutil porfía!
...Amor vendrá de suyo como un Avemaría
a tu madrugadora campiña de ilusión.

José maría Egas
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Es un originalísimo soneto:
Sus versos son alejandrinos.
No está estructurado en las estrofas convencionales (dos cuartetos y dos tercetos).
La rima está estructurada en dos partes de siete versos cada una, rimando de la siguiente manera: ABABAAB – CDCDCCD.
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Ultravioleta
He llegado al más grave silencio religioso.
Despierto en un milagro fantástico de gemas…
Y el alma sigue urdiendo su telar misterioso
en el ritmo ideológico de las cosas supremas.

Escucharé mi dulce clavicordio sonoro.
Soy el príncipe rubio de un castillo lejano…
Mi vida, como esquife sonámbulo de oro,
se perderá en el ultravioleta de lo arcano.

Sé que la esfinge de ojos hieráticos y graves
responderá a mi angustia con sus eternas claves.
Pero así tendré el vértigo supremo de la altura,

el placer exquisito de sentir que estoy solo;
y como un refinado sacerdote de Apolo
oficiaré en el viejo ritual de mi locura.

José María Egas
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Soneto con claras influencias modernistas. Juntocon Humberto Fierro y Caamaño, militó en el movimiento modernista de su país.
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Bajo el otoño

El parque estaba húmedo, gris y convaleciente.
La tarde se hizo toda languidez femenina.
Y entre rosas de otoño, bajo la niebla fina,
iba por el sendero que enjoyaba el poniente…

Iba por un sendero de rosas…Lentamente
cubríala un ropaje de seda vespertina…
Y su elegancia regia de emperatriz latina
triunfó sobre mis mármoles de orfebre decadente.

Desde entonces prosigo mi viaje solitario
con los ojos abiertos sobre el devocionario
y el alma –con su niebla crepuscular- dormida.

Ella, como un recuerdo, sonámbula, se aleja…
Y una dulzura triste como de pena vieja
naufraga en los otoños celestes de mi vida…

Joseá María Egas

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Es un soneto hecho con versos alejandrinos.
Rubén Darío introdujo esta variante, utilizando versos de catorce en lugar de los endecasílabos del soneto tradicional. Darío lo tomó de los parnasianos de la lírica francesa.

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