Ignacio
Aldecoa Isasi (Vitoria, Álava, 1925 – Madrid, 1969)
Estudiante de Filosofía y Letras y escritor de novelas,
relatos, comedias y poesía. Simpatizante del neorrealismo y del “nouveau
roman”, expresó su rebeldía existencial y murió prematuramente, victima de una
úlcera sangrante.
Entres sus obras, “Todavía la vida”, “Libro de las algas”
y “El fulgor y la sangre”.
………..
Huellas
Tenue la luz en la espera del alba
erraba la noche, litúrgica y vaga,
por la angustia verde de las algas.
Un anillo de diablos volando
y un pegajoso balbuceo de ídolos
y el pez encallado en la orilla,
como un pecho pequeño del mar,
aromando tu marcha nocturna.
¡Ah! el alba rodando y rodando
con un mundo cerrado de pasos,
por la fruta amarilla del alba
con tu mundo cerrado de pasos.
Ignacio Aldecoa
…………
La ley del
péndulo
Bajaban los sacos con un cabrestante. La escotilla
portalaba un cielo azul de verano, inhóspito como una gran sala vacía. En la
bodega de los estibadores, formando corro, abrían cancha al redón descendente.
Urgidos por el capataz se abalanzaban sobre los sacos y los apilaban ordenada y
rápidamente.
-Saco… estribor… arriba… Inú…
Sentían el polvillo del trigo en los pulmones y
carraspeaban de vez en cuando. Las manos se endurecían en la faena, se
musculaban y tomaban fuerza.
-Saco… babor… arriba… Inú…
Al ocaso entraba el segundo turno. En el ocaso, antes de
que las luces del barco feriaran el trabajo, los estibadores miraban al cielo
acuario como si fueran a emerger hacia el infinito.
Los estibadores se prestaban los chalecos de cuero y
andrajos. Se despedían.
-¿Te entrenas?
-¿Te parece poco entrenamiento éste?
-A ver lo que haces en el próximo…
-Lo que se pueda.
-A ver cuándo empiezas a ganar dinero y dejas esto.
-En seguida.
En el gimnasio penduleaba el saco de entrenamiento. El
boxeador obedecía la voz del capataz.
-Saco… izquierda… derecha… arriba… abajo… Sigue… Para…
En los barcos y en los gimnasios se iba aprendiendo a
vivir: fuerza, velocidad, pegada… Un poco más lejos el dinero… y entre tanto de
saco a saco como única esperanza.
Ignacio Aldecoa
Imágenes: https://www.google.es
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