Manuel Acuña (Saltillo, México,
1849 - 1873
Este joven poeta inició su
carrera poética a los veinte años y cuatro años más tarde se quitó la vida,
ingeriendo cianuro de potasio.
Se dio a conocer a la crítica
por su drama “El pasado”. En sus poemas sobresale el tema amoroso y satírico.
Su obra poética está recogida en la publicación “Donde las dan las toman”
A Rosario
Esta hoja arrebatada a una
corona
que la fortuna colocó en mi
frente
entre el aplauso fácil e indulgente
con que el primer ensayo se
perdona.
Esta hoja de un laurel que aún
me emociona
como en aquella noche,
dulcemente,
por más que mi razón comprende
y siente
que es un laurel que el mérito
no abona.
Tú la viste nacer, y dulce y
buena
te estremeciste como yo al
encanto
que produjo al rodar sobre la
escena;
Guárdala y de la ausencia en el
quebranto,
que te recuerde de mis besos,
llena,
al buen amigo que te quiere
tanto.
Manuel Acuña
Es un soneto de su poemario
“Nocturno a Rosario”. Rosario de la Peña fue el gran amor de su vida. En sus
últimos años, el poeta estuvo íntimamente ligado a esta mujer. Parece ser que
el peso de este amor tuvo mucho que ver con su trágica muerte.
………
La felicidad
Un cielo azul de estrellas
brillando en la inmensidad;
un pájaro enamorado
cantando en el florestal;
por ambiente los aromas
del jardín y el azahar;
junto a nosotros el agua
brotando del manantial
nuestros corazones cerca,
nuestros labios mucho más,
tú levantándote al cielo
y yo siguiéndote allá,
ese es el amor mi vida,
¡Esa es la felicidad!...
Cruza con las mismas alas
los mundos de lo ideal;
apurar todos los goces,
y todo el bien apurar;
de lo sueños y la dicha
volver a la realidad,
despertando entre las flores
de un césped primaveral;
los dos mirándonos mucho,
los dos besándonos más,
ese es el amor, mi vida,
¡Esa es la felicidad...!
Manuel Acuña
Bella descripción de la
felicidad que proporciona el amor, contada a ritmo de romance.
…………
Pobre flor
-«¿Por qué te miro así tan
abatida,
pobre flor?
¿En dónde están las galas de tu
vida
y el color?
»Dime, ¿por qué tan triste te
consumes,
dulce bien?»
-«¿Quién?, ¡el delirio
devorante y loco
de un amor,
que me fue consumiendo poco a
poco
de dolor!
Porque amando con toda la
ternura
de la fe,
a mí no quiso amarme la
criatura
que yo amé.
»Y por eso sin galas me
marchito
triste aquí,
siempre llorando en mi dolor
maldito,
¡Siempre así!»-
¡Habló la flor!...
Yo gemí... era igual a la
memoria
de mi amor.
Manuel Acuña
Curiosa y original combinación
de decasílabos con tetrasílabos. Éstos,
una especie de versos de pie quebrado, con rima aguda todos.
………..
Ante un cadáver
¡Y bien! aquí estás ya... sobre
la plancha
donde el gran horizonte de la ciencia
la extensión de sus límites
ensancha.
Aqui donde la rígida
experiencia
viene a dictar las leyes
superiores
a que está sometida la
existencia.
Aquí donde derrama sus fulgores
ese astro a cuya luz desaparece
la distinción de esclavos y
señores.
Aquí donde la fábula enmudece
y la voz de los hechos se
levanta
y la superstición se desvanece.
Aquí donde la ciencia se
adelanta
a leer la solución de ese
problema
cuyo sólo enunciado nos
espanta.
Ella que tiene la razón por
lema
y que en tus labios escuchar
ansía
la augusta voz de la verdad
suprema.
Aquí está ya... tras de la
lucha impía
en que romper al cabo
conseguiste
la cárcel que al dolor te
retenía.
La luz de tus pupilas ya no
existe,
tu máquina vital descansa
inerte
y a cumplir con su objeto se resiste.
¡Miseria y nada mas! dirán al
verte
los que creen que el imperio de
la vida
acaba donde empieza el de la
muerte.
Y suponiendo tu misión cumplida
se acercarán a ti, y en su
mirada
te mandarán la eterna
despedida.
Pero, ¡no!... tu misión no está
acabada,
que ni es la nada el punto en
que nacemos
ni el punto en que morimos es
la nada.
Círculo es la existencia, y mal
hacemos
cuando al querer medirla le
asignamos
la cuna y el sepulcro por
extremos.
La madre es sólo el molde en
que tomamos
nuestra forma, la forma
pasajera
con que la ingrata vida
atravesamos.
Pero ni es esa forma la primera
que nuestro ser reviste, ni
tampoco
será su última forma cuando
muera.
Tú sin aliento ya, dentro de
poco
volverás a la tierra y a su
seno
que es de la vida universal el
foco.
Y allí, a la vida en apariencia
ajeno,
el poder de la lluvia y del
verano
fecundará de gérmenes tu cieno.
Y al ascender de la raíz al
grano,
irás del vergel a ser testigo
en el laboratorio soberano;
Tal vez, para volver cambiado
en trigo
al triste hogar donde la triste
esposa
sin encontrar un pan sueña
contigo.
En tanto que las grietas de tu
fosa
verán alzarse de su fondo
abierto
la larva convertida en
mariposa;
Que en los ensayos de su vuelo
incierto
irá al lecho infeliz de tus
amores
a llevarle tus ósculos de
muerto.
Y en medio de esos cambios
interiores
tu cráneo lleno de una nueva
vida,
en vez de pensamientos dará
flores,
en cuyo cáliz brillará
escondida
la lágrima tal vez con que tu
amada
acompañó el adiós de tu
partida.
La tumba es el final de la
jornada,
porque en la tumba es donde
queda muerta
la llama en nuestro espíritu
encerrada.
Pero en esa mansión a cuya
puerta
se extingue nuestro aliento,
hay otro aliento
que de nuevo a la vida nos
despierta.
Allí acaban la fuerza y el talento,
allí acaban los goces y los
males
allí acaban la fe y el
sentimiento.
Allí acaban los lazos
terrenales,
y mezclados el sabio y el
idiota
se hunden en la región de los
iguales.
Pero allí donde el ánimo se
agota
y perece la máquina, alli mismo
el ser que muere es otro ser
que brota.
El poderoso y fecundante abismo
del antiguo organismo se
apodera
y forma y hace de él otro
organismo.
Abandona a la historia
justiciera
un nombre sin cuidarse,
indiferente,
de que ese nombre se eternice o
muera.
El recoge la masa únicamente,
y cambiando las formas y el
objeto
se encarga de que viva
eternamente;
La tumba sólo guarda un
esqueleto
mas la vida en su bóveda
mortuoria
prosigue alimentándose en
secreto.
Que al fin de esta existencia
transitoria
a la que tanto nuestro afán se
adhiere,
la materia, inmortal como la
gloria,
cambia de formas; pero nunca
muere.
Manuel Acuña
********
Beethzart, me dio mucho gusto
pasar por aquí y leer lo que has escrito sobre Manuel Acuña, el lugar donde
nació está cercas de donde yo vivo Saltillo, Coahuila, ciertamente murió muy
joven gozando de éxito pero no del amor de la mujer que amaba y no solo él sino
que otros poetas estaban prendados de la hermosura de Rosario de la peña.
Según se cuenta el no pudo
soportar el rechazo sutil la indiferencia de Rosario y una tarde se despidió de
sus grandes amigos Juan de Dios Peza e Ignacio Ramírez y entre lo que charlaron
les dijo que fueran a su casa a buscarlo a cierta hora pero que no fueran ates
ni después sino a la hora exacta, todo eso les pareció raro a los también
grandes poetas mexicanos y fueron a buscarlo pero llegaron tarde y lo
encontraron recostado en la mesa donde escribía y a un lado el poema Nocturno a
Rosario, él ya estaba muerto se suicidó bebiendo cianuro, de hecho comentaban en
las reuniones sus amigos poetas de su época acerca la melancolía de su voz, la
tristeza de su mirada misma que emanaba todo su ser, tanto así que se cuenta
que ya muerto de sus ojos brotaban lágrimas, quizás por el amor no
correspondido,
Tanto Juan de Dios Peza
conocido como el Cantor del hogar e Ignacio Ramíres El Nigromonte, fueron a
casa de Rosario para darle la noticia y le mostraron el poema y ella sintió
mucho pesar, le dolió su muerte pero más que todo como ella mencionó no deseaba
ser conocida como "Rosario la de Acuña".
El poema de Nocturno a Rosario
le puso música Manuel María Flores o Manuel M. Flores, como se le conoce
también a este poeta y compositor mexicano.
Es uno de mis poetas
preferidos, su poema Ante un cadáver me gusta mucho.
Alondra (Lidia Guerra))
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