Haiku
Majestuosa,
l’arrogància dels cignes
ens interroga.
Joana Raspall
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Rubén Martín Díaz (Albacete, 1980)
Escritor y poeta.
Entre sus obras, “Contemplación”, “El minuto interior” y “El mirador de piedra”..
Lluvia
Ha vuelto a casa con la
luz del día.
Ligeras laminas
de lluvia
han borrado las huellas
de sus prisas,
unas horas atrás,
dejaron en el patio.
Ahora el agua cae con más
fuerza
que nunca, es un ruido
bastante peculiar el de
la lluvia
cuando golpea
estrepitosamente la
mañana.
Es un sonido extraño,
sin igual,
un sonido que crece
y que amaina por pura
complacencia,
es un sonido terco
pero a su vez relaja.
Y ella duerme desnuda
sobre la cama,
duerme, vive en un
sueño.
Cuando despierte,
el cielo campará por estas calles.
Rubén Martín Díaz
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David Mayor (Zaragoza, 1972)
Es Un escritor y poeta, licenciado en Filosofía y
Letras y Profesor.
Entre sus obras, ‘En otra parte’. ‘Otra Novela’ y Julio Verne (Biografía).
Estatuas de sal
Él se pregunta qué importa que la poesía importe,
que Orfeo cruzara la laguna Estigia,
se diera la vuelta y mirara
donde solo podía mirar.
Ahora quisiera
que el mayor misterio fuese su claridad;
imitar a los poetas chinos cuando dibujan
el corazón limpio de las cosas,
la transparencia del fin.
Pararse y contemplar el mundo,
el cielo sin nubes y los recuerdos,
el rubor de un mirlo que se esconde,
mientras se hace débil la esperanza
y alcanza la felicidad.
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Alejandra Pizarnic (Buenos Aires, 1936 – 1955)
Estudiante de letras y de pintura, traductora y poetisa.
Entre sus obras, ‘Un signo en
tu sombra’, ‘Los trabajos y las noches’, ‘El infierno musical’, ‘Nombres y
figuras’ y ‘Una noche en el desierto’.
El despertar
Señor
la jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
y mis delirios.
Qué haré con el miedo.
Qué haré con el miedo.
Ya no baila la luz en mi
sonrisa
ni las estaciones queman
palomas en mis ideas.
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos.
Señor,
el aire me castiga el ser.
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre.
Es el desastre.
Es la hora del vacío no vacío.
Es el instante de poner cerrojo
a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor.
Tengo veinte años.
También mis ojos tienen veinte
años
y sin embargo no dicen nada.
Señor,
he consumado mi vida en un
instante.
La última inocencia estalló.
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue.
¿Cómo me suicido frente a un
espejo
y desaparezco para reaparecer
en el mar
donde un gran barco me
esperaría
con las luces encendidas?
¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la
noche?
El principio ha dado a luz el
final.
Todo continuará igual.
Las sonrisas gastadas,
El interés interesado.
Las preguntas de piedra en
piedra.
Las gesticulaciones que remedan
amor.
Todo continuará igual.
Pero mis brazos insisten en
abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde.
Señor,
arroja los féretros de mi
sangre.
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana.
Las floras morían en mis manos
porque la danza salvaje de la
alegría
les destruía el corazón.
Recuerdo las negras mañanas de
sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos.
Señor,
la jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas.
Señor,
la jaula se ha vuelto pájaro.
Qué haré con el miedo.
Hija del viento
Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.
Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a si misma
porque no hay nadie.
Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.
Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.
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María de Rojas y Garay (León de Huánuco, Perú, 1594- 1622)
Escritora y poetisa peruana apodada como ‘Amarilis’.
Conocida por su obra: ‘Epístola a Belardo. ..........
Epístola a Belardo
Tanto como la vista, la noticia de grandes cosas suele las más veces al alma tiernamente aficionarla, que no hace el amor siempre justicia, ni los ojos a veces son jueces del valor de la cosa para amarla, mas suele en los oídos retratarla con tal virtud y adorno, haciendo de los sentidos un soborno (aunque distinto tengan el sujeto, que en todo y en sus partes es perfecto) y que los inflama a todos y busca luego oficiosos modos, con el que pueda entenderse el corazón que piensa entretenerse, con dulce imaginar para alentarse sin mirar que no puede amor sin esperanza sustentarse. El sustentarse amor sin esperanza, es fineza tan rara, que quisiera saber si en algún pecho se ha hallado, que las más veces la desconfianza amortigua la llama que pudiera obligar con amar lo deseado; mas nunca tuve por dichoso estado amar bienes posibles, sino aquellos que son más imposibles. A estos ha de amar un alma osada; pues para más alteza fue criada que la que el mundo enseña; y así quiero hacer una reseña de amor dificultoso, que sin pensar desvela mi reposo, amando a quien no veo y me lastima; ved qué extraños contrarios, venidos de otro mundo y de otro clima. Sal fin de éste, donde el Sur me esconde oí, Belardo, tus conceptos bellos, tu dulzura y estilo milagroso, vi con cuánto favor te corresponde el que vio de su Dafne los cabellos trocados de su daño en lauro umbroso y admirando tu ingenio portentoso, no puedo reportarme, del descubrirme a ti, y a mí dañarme. Mas ¿qué daño podría nadie hacerme que tu valor no pueda defenderme? Y tendré gran disculpa, si el amarte sin verte, fuera culpa, que el mismo que lo hace, probó primero el lazo en que me enlace, durando para siempre las memorias de los sucesos tristes, que en su vergüenza cuentan las historias. Esto mi voluntad te da y ofrece y ojalá yo pudiera con mis obras hacerte prendas de mayor estima, mas donde tanto se merece, de nadie no recibes, sino cobras lo que te debe el mundo en prosa y rima. He querido, pues viéndote en la cima del alcázar de Apolo, con su propio dueño, único y solo. pedirte un don, que te agradezca el cielo, para bien de u alma y mi consuelo. No te albo rote, tente, que te aseguro bien que te contente, cuando vieres mi intento, y sé que lo harás con gran contento, que al liberal no importa para asirle, significar pobrezas, pues con que más se agrada es con pedirle. Yo y mi hermana, una santa celebramos, cuya vida de nadie ha sido escrita, como empresa que muchos han tenido; el verla de tu mano deseamos, tu dulce Musa alienta y resucita, y ponla con estilo tan subido que sea donde quiera conocido y agradecido sea de nuestra santa virgen Dorotea. ¡Oh, qué sujeto, mi Belardo, tienes con que de lauro coronar tus sienes, podrás, si no emperezas, contando de esta virgen las grandezas, que reconoce el cielo, y respeta y adora todo el suelo, de esta divina y admirable Santa su santidad refiere, y dulcemente su martirio canta! Ya veo que tendrás por cosa nueva no que te ofrezca censo un mundo nuevo, que a ti cien mil que hubiera te lo dijeran,
mas que mi Musa rústica se atreva a emprender el asunto a que me atrevo, hazaña que cien Tassos no emprendiera, ellos, al fin, son hombre y temieran, mas la mujer, que es fuerte, no teme alguna vez la misma muerte. Pero si he parecídote atrevida, a lo menos parézcate rendida, con fines desiguales Amor los hace con su fuerza iguales. Y quédote debiendo no que me sufras, mas que estés oyendo con singular paciencia mis simplezas, ocupado continuo en tantas excelencias y grandezas. Versos cansados, ¿qué furor os lleva a ser sujetos de simpleza indiana y a poneros en brazos de Belardo? Al fin, aunque amarguéis, por fruta nueva, os vendrán vuestro gusto bronco y tardo, el ingenio gallardo, en cuya mesa habéis de ser honrados, hará vuestros intentos disculpados, navegad, buen viaje, haced la vela guiad un alma, que sin alas vuela. |
magen:https://www.google.com/I