Capítulo 7 de Rayuela
“Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se
entreabriera…
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y
entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se
agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran.
Respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente,
mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando
en sus recintos donde un sire pesado va y viene con un perfume viejo y un
silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente
la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena
de flores o de peces, en movimientos vivos. De fragancia oscura. Y si nos
mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y temible absorber
simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva
y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar junto a mí como una luna
en el agua”.
Seguro que has “jugado al cíclope” muchas veces, sólo que no se te había
ocurrido llamarlo así. La genial ocurrencia se le ocurrió a un genio, a
Cortázar. Y por sólo esta imagen, esta ocurrencia, el texto antes reproducido
bien merece por derecho propio ser considerado como prosa poética de alto
contenido lírico y alto nivel literario.
Seguro que alguna vez, sin dejar de miraros a los ojos, os habéis ido
acercando tanto, tanto que, en un momento dado, se os han superpuesto los dos
ojos y os habéis convertido en cíclopes, con uno solo, en medio de la frente. Y
entonces…lo que al principio es suave y delicado, poco a poco va tomando
proporciones ciclópeas, gigantescas, descomunales hasta hacer temblar vuestros cuerpos
como si en ellos os andaran polifemos airados y borrachos…
¿Y la imagen del temblor de la luna en el agua? ¿No es genial este cierre?
Imágenes:https://www.google.com
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