martes, 30 de junio de 2020


 Marilyn Bobes: "Aspiro al escritor andrógino" | Cubadebate
 Marilyn  Bobes ( La Habana, Cuba, 1955)
Licenciada en Historia, correctora,  periodista, crítica literaria, editora, narradora y poetisa.
Entre sus obras, “La aguja en el pajar”, “Hallar el modo”, “Alguien tiene que llorar”,   “Estatuas de sal”  y “Mujer perjura.”


Entre sus premios, el Premio David de Poesía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Premio Casa de las Américas de Cuento y el Premio Casa de las Américas de Novela.

Donde se cuenta hasta que apareciste

Por delicadeza,
permití que los pájaros helados
calentaran sus picos en mi lumbre,
horadaran los leños de la noche
e hirieran con sus cantos mi silencio.
Ellos mancharon con sus plumas
mis sábanas
y picoteando sobre la pureza
me volvieron ceniza,
por delicadeza.
Por delicadeza,
consentí ser la amante de los héroes.
Alimenté mentiras y carencias
en hoteles de paso;
amordacé mi corazón de niña
y fui mujer fatal
para que nunca aparecieran culpables.
Ellos se fueron
con mis mejores máscaras
y sus esposas, muertas de tristeza,
me dieron mala fama,
por delicadeza.
Por delicadeza,
pude resucitar en mis papeles
aquellos pájaros helados.
A mis tristes y efímeros amantes
con sus tibias y frívolas esposas
los transformé en metáforas.
Esparcí mis cenizas.
Hice versos
sólo para conjurar mi mala fama.
Y hoy que no creo en la delicadeza
te me apareces tú
que eres más que la delicadeza.
Estoy enferma de delicadeza
y no perderé mi vida por delicadeza
conmigo misma.
Por delicadeza.

Marilyn Bobes

Marilyn Bobes León, Donde se cuenta hasta que apareciste

Memorias Del Magnífico

Cuando tú eras magnífico
cientos de naves venían a estrellarse
en los desfiladeros de mi sombra.
Yo miraba en tus sueños
con la inquietud del náufrago
y jugaba a nombrarte monarca de las islas
mensajero del aire.
Cuando tú eras espléndido
mi cuerpo el cantil que frecuentabas
y yo una especie perseguida en vano
escuchaba en el viento encantadoras
músicas
levantaba mareas
y subía por la furia homicida de tus olas.
Sólo la claridad nos inundaba.
Ah, cuando tú eras magnífico

Marilyn Bobes

El acantilado de Quejo por Mikel | Fotografía | Turismo de Observación

Triste oficio

Poetisas, dijeron.
Serán tibias
y falsas
y pequeñas.
Aunque seres livianos,
no tomarán altura porque son imperfectas.
Pero si alguna toca en la palabra
como el burro en la flauta
postulemos que es mucho hombre esa mujer
y no
que es mucha mujer un ser humano.
(No una mujer nacida de la sombra
donde seremos siervos o señores.)
Y pensemos después cómo callarla.

Marilyn Bobes

Las Maestras de la República y Las Sinsombrero tienen plaza en ...

miércoles, 24 de junio de 2020


 Francisco Alemán Sainz - Región de Murcia Digital
Francisco Alemán Sainz (Murcia, 1919 – 1981)


Licenciado en Derecho, escritor y poeta.


Entre sus obras, “La vaca y el sarcófago”, “Carta bajo la lluvia”, “Un hombre que llega de lejos” y “Los poemas del narrador”



Como un instante

¿Cuánto dura, cuánto dura un instante?
¿Es como un viento que golpea la ventana?
¿Cómo el grillo pesado en la alta noche
que frota en la distancia
sus alas en un ritmo capaz de que el insomnio
llegue a nuestro descanso?
¿O como el agua que mana desde el grifo del lavabo,
como la tinta fresca del periódico,
como la oscuridad de la calma?

Francisco Alemán Sainz

Un Grillo Pardusco En Una Lámina De La Hierba Foto de archivo ...

viernes, 19 de junio de 2020


Miguel Labordeta, la huella de un gran poeta
Miguel Labordeta (Zaragoza, 1921 – 1969)

Licenciado en Historia y poeta de la generación de la posguerra. Es conocido principalmente por su obra de teatro ‘Oficina de Horizonte’. 

Su obra poética no fue conocida sino después de su muerte, gracias a su hermano José Antonio, que se encargo de llevar su poesía a  las editoriales. Entre sus obras, ‘Sumido 25’, ‘Epilírica’, alrededor de la mesa’ y ‘La escasa merienda de los tigres’.

Sonámbulo, siniestro y solitario

sonámbulo, siniestro y solitario
a través de una larga noche sin consuelo
van y vienen y van
los sucesos las olas los peces de tu alma
quién te dará su alivio atormentada senectud en vilo?
 Quién
adónde
eres tú mismo?

Lloras al nacer
sentiste el frío del espacio
invisible el tiempo de los lémures
los terrestres soportes
imaginarios dones de tristeza
de combate de ardor
de muerte en suma

pero te irás un día
en un momento y qué?
qué has hecho?
 vivir y eso qué es?

Qué pretendes ser
en el universo y pico
del instante profundo
y sin memoria?

Todo pasa y esto calma
volveremos quizá
quién sabe si hasta luego
quién sabe si hasta dónde

son las cenizas horas de tu llanto al nacer
pero al partir sonríe quedamente
en la penumbra querida criatura
despreciable y pequeña

podía haber sido
tenías que haber sido quizá
abrazo para siempre
jamás
 en el olvido
hasta otra aurora

sonámbulo siniestro y solitario Miguel Labordeta

sábado, 13 de junio de 2020


Biografía y obras de Horacio Quiroga, el maestro de los cuentos.
Horacio Quiroga (Salto, Uruguay, 1878 – Buenos Aires, 1837)

Escritor, dramaturgo, cuentista y poeta. Por la temática de sus cuentos, se le ha comparado con Edgar Allan Poe.
Pasó por la grave experiencia del suicidio de su primera mujer y de matar él mismo accidentalmente a su mejor amigo. Cuando supo que padecía cáncer de próstata, tomó un vaso de cianuro y se suicidó.
Entre sus obras, “Cuentos de la selva”, “Cuentos de amor, locura y muerte”, “Historias de un amor turbio” y “Los arrecifes de coral.”

Noche de amor

Noche de amor. Bajo la sombra cómplice:
La ingenua tentación. En la arboleda
el motivo de vida va pecando
como un sueño de precoz histeria.
Hay quemantes sudores en las pieles:
Protestas en las curvas no labradas
y en tu pupila audaz francas ofertas.
La idealidad se tiñe de rubores
como un pálido lirio de vergüenzas:
En los lechos abiertos y manchados
se tiende la pasión. La noche arquea
su gran complicidad sobre la falta;
el lirio de tu sexo se doblega,
y señala tu carne temblorosa
el índice fatal de mis torpezas.
¡Oh la sed de mis labios, cuyos besos
recargan la intención que nos rodea!
¡Oh el carmín de tus labios, cuyo orgullo
palidece al fulgor de tus caderas!
Dame tu cuerpo. Mi perdón de macho
velará la extinción de tu pureza,
como un fauno potente y pensativo
sobre el derrumbe de una estatua griega.

Horacio Quiroga

Fauno - EcuRed

Tu agonía

La tarde se moría y en el viento
la seda de tu voz era un piano,
y la condescendencia de tu mano
era apenas un suave desaliento.

Y Tus dedos ungían un cristiano
perdón, en un sutil afilamiento;
la brisa suspiró, como en el cuento
de una melancolía de verano.

Con tu voz, en la verja de la quinta,
calló tu palidez de flor sucinta.
La tarde, ya muriendo, defluía

en tu sien un suavísimo violeta,
y sobre el lago de tu tersura quieta
los cisnes preludiaron tu agonía.

Horacio Quiroga

Un cisne acaba con la vida de un perro en un parque público de ...

El juglar triste

La campana toca a muerto
en las largas avenidas
y las largas venidas
despiertan cosas de muertos.

En los manzanos del huerto
penden nucas de suicidas,
y hay sangre de las heridas
de un perro que huye del huerto.

En el pabellón desierto
están las violas dormidas
¡Las violas están dormidas
en el pabellón desierto!

Y las violas doloridas
en el pabellón desierto,
donde canta el desacierto
sus victorias más cumplidas,
abren mis viejas heridas,
como campanas de muerto,
las viejas violas dormidas
en el pabellón desierto.

Horacio Quiroga

Cómo distinguir entre violines y violas: 7 Pasos

Combate naval

Flamean en el aire los gallardetes
sobre el viento vacío de inflados floques
y aúna el centelleo de sus estoques
la vanguardia marina de los cadetes.

Repercute en el pomo de los floretes
la arterial valentía con claros choques,
y en el salón distante suenan los toques
de un hipnótico dúo de clarinetes.

Y comienzan de pronto las desazones:
Más alto que el reflejo de los cañones
se extienden en la bruma los catalejos;

y más alto que el humo del carbón de hulla
alza el clarín su grito, y el bronce aúlla
a la mancha de sangre que ve a lo lejos.

Horacio Quiroga

Clarinetes - Instrumentos de viento de madera y metal ...