lunes, 27 de enero de 2020


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Omar Estrella (La Paz, Bolivia, 1908 )

Poeta.

Entre sus obras, “Brújula”, “Zodiaco del hombre”, “Altiplano eterno”, “Arquitectura del ensueño”, “Del edén y del éxodo” y “Terruño andino”.






Cuadro

Como siempre, esta tarde,
vuelcas en mi tristeza sangre crepuscular, tu recuerdo.
Mis ojos, para buscarte
crucifican su anhelo en el horizonte
Tu voz me llega en todos los rumores del viento;
tú me sonríes desde la boca del firmamento.

Tu llanto
se descuelga
doliente y silencioso
y tú, me lloras
desde los párpados de todas las flores en el alba.
Tú solías tejer mis días con hilo de ilusiones
bajo el verde sombrero de este árbol que fue nuestro.
Ah, cómo te siento en todas las cosas que ahora contemplo!
Tu voz
que se desliza
sobre el sonoro murmullo de la vertiente.
La noche, pincel de niebla
en lo infinito,
cambia,
silenciosa, todos los colores del paisaje.
Mientras pasan, volando, en bandadas silenciosas las horas
y el viento que a carcajadas
se ríe de la hojarasca dispersa de mis cabellos,

por entre una bandada de pájaros bulliciosos
con alboroto de trinos, se abre paso el silencio...
Volcándome en la sombra de aquel pasado tan nuestro,
en un atajo del tiempo me agarra esta noche, de nuevo
la mano de tu recuerdo.

Omar Estrella

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Aconquija en Verano

En diez días felices de diciembre
busqué secretos senderos de tu falda
para llenar de aire puro mis pulmones
y el alma de rumores de tu fronda.

Aconquija nativo de mis hijos,
entrañable montaña de mis nietos,
siempre retorno a ti por recobrarte
en tu ser milenario de victoriosa selva.

Hoy estás como nunca, tan hermosa,
con el concierto inefable de tus pájaros,
que a mi corazón devuelven su equilibrio
sacudido por vientos contrarios de la vida.

De nuevo contemplo con emoción tu cumbre
de San Javier que erguido ostenta
el Cristo de Iramain, ese pariente,
sensitivo al nivel de Lola Mora.

La estampa consular de Antonio Torres
junto a la del sabio entre los sabios, Miguel Lillo,
recorrieron también estos senderos
lujuriosos de ciencia y de poesía.

En el centro secular de la montaña
vela por la paz de otras cenizas
de alguien que nutrió de altos sueños su existencia:
es Rojas Paz, reanudando caminos de armonía.

Suben tu escarpada y tupida alfombra
los robustos yuchanes, los laureles,
nogales de alta copa, pinos, eucaliptus,
lavados por la lluvia y perfumados.

Lapachos junto a los tarcos bien peinados,
naranjos silvestres y moreras,
desmesuradas lianas en los molles
buscando la protección perpetua entre sus ramas.

Mil formas del helecho suben por tu falda,
te escalan con fervor hasta la cumbre
con los matices todos del luminoso verde
que exornan tu grandeza milenaria.

Todo cuanto atesoró en los tiempos
el Aconquija de sagrada estirpe
está inscrito en la gracia exuberante
y empedrado con piedras de colores.

Las flores del aire aladas y graciosas
en profusión sobre bajas y altas ramas
prodigan su belleza y su perfume
tan grato al corazón, que llega al alma.

En diez días felices de diciembre
busqué secretas sendas de tu falda,
llegando a las suntuosas laderas de Horco Molle,
señorial residencia del arte y de las ciencias.

Ahora te digo adiós, llevando a cuestas,
con mi amor, mi carga de nostalgia:
diré a mis hijos que besé en su nombre
tu montaña sagrada para siempre.

Queda San Javier en lo entrañable
adentrado en el alma del viajero
como esa eterna congoja que en sus ramas
renuevan expresivos tus llorones sauces.


Omar Estrella


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lunes, 20 de enero de 2020


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 Ernesto López Parra (Talavera de la Reina, Toledo, 1895 – Ocaña, 1941)

Estudiente de Derecho, periodista, concejal republicano, escritor y poeta.


Entre sus obras, “Poemas del bien y del mal”, “Paisaje de abanico”, “La imagen iluminada” y “Auroras rojas”.




Casa Vacía

Toda la casa está llena de ausencia.
La telaraña del recuerdo
pende de todos los techos.
En la luna de las vitrinas están presos los ruiseñores del silencio.
Hay preludios dormidos que esperan la hora del regreso.
El polvo de la sombra se pega a los vestidos de los muros.
En el reloj parado
se suicidaron los minutos.


Eenesto López-Parra



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miércoles, 15 de enero de 2020


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Ignacio Escuín Borao (Teruel, 1891)

Licenciado en Filología Hispánica, editor, crítico literario, ensayista, profesor, narrador y poeta.

Entre sus obras, ‘Profundidades’, ‘Habrá una vez un hombre libre’. ‘El libro de Oriana’, ‘El azul y lo lejano’ y ‘Huir verano’.


Variación XIV

Sin duda habrás oído la voz del lamento antes,
los gritos de los niños en las calles,
los gritos de los niños en los pasillo de la escuela,
los gritos de los niños y los gritos de las madres.
Los niños gritan siempre,
cuando son felices y cuando lloran.
Yo antes gritaba a todas horas,
y hoy en esta ciudad y en esta casa
no grita nadie,
porque las paredes son tan duras
como milenios de soledad comprimidos en un metro.
Porque cabalga la noche en sueño de boca y ratón,
se asoma como aquella
en que la nieve caía como antes
sólo lo había hecho en países inexistentes.
Lo sé, hoy no hay quien me aguante,
tendréis que perdonar mi llanto /letanía,
los sueños se diluyen en la ciudad triste
y el silencio ha tomado los chirridos de las calles.
Hay estoy imposible.
Nunca creí/pensé en un dolor tan lento y pesado
que cae en las horas ‘como la música en la música’,
en un vacío que expande y gime
como antes lo hacían las sirenas y los viejos autobuses
acelerados.
No, no hagáis caso.
Sólo es una noche/pesadilla,
una noche de vientre roto.
Mañana el sol, si puede,
barrerá de nuevo el mundo.

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viernes, 10 de enero de 2020


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Stefan Zweig (Viena, 1881 – Petrópolis, Brasil, 1942)

De origen judío, con el auge del nacionalismo alemán se exilió a Brasil, pero temeroso de que el nacionalismo se extendiera por el mundo, se suicidó junto con su esposa.


Escritor de biografías, relatos y  novelas.
Entre sus obras “María Estuardo”, “Fouché”, “María Antonieta”, “Cuerdas de Plata” y “Las primeras coronas.”


Sólo al iniciar la copa

Leve se mueve el baile de las horas
sobre los cabellos ya plateados
porque sólo al iniciar la copa
se ve con claridad el fondo.

Presentir cerca la noche
no produce confusión, sino calma.
El puro contemplar el mundo
es sólo del que no desea nada.

Ya no pregunta la que alcanzó,
ya no lamenta lo que perdió.
Pera el viejo es sólo el leve
inicio de su despedida.

La mirada nunca brilla más
que cuando la encienden las últimas luces.
 Nunca se ama más la vida
que a la sombra de tener que abandonarla.

Stefan Zweig

(Publicado por zUmO dE pOeSíA)

domingo, 5 de enero de 2020


Soneto(con estrambote)

Quiéroos pintar el miserable estado
en que Medina está, Gerardo amigo,
yo, que de sus desgracias soy testigo, 
puedo contar mejor qué ha llegado.

Ya que sus juegos y fiestas han dejado,
sus damas acabó el tiempo enemigo 
de sus galones solamente os digo 
que aun rastro de su gala no ha quedado.

No hay caballos, no hay fiestas, no hay carrera, 
no hay contento, no hay  gusto ni alegría,
todo es penas, trabajos, males, muertes.

No se celebran ya las primaveras, 
disminúyese todo cada día.
¡Oh, triste villa entre contrarios fuertes,

que hace en ti mil suertes 
el tiempo vario y la cruel fortuna,
pues no tienes en ti buena ninguna!

Leonor de la cueva y Silva

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