miércoles, 1 de diciembre de 2021

Sor Francisca de Santa Teresa (Madrid, 1654 – 1707)

Fue una religiosa escritora y poetisa.

Entre sus obras: ‘Coloquio espiritual entre las fuerzas del Amor Divino’, ‘Coloquio al nacimiento de nuestro Redentor’ y ‘Entremés del estudiante y la sorda’.


Cristo Crucificado

 

Místicos corazones amantes,

ofreced, postrad y rendid

el aliento, el curso, la vida,

que todo lo roba el Rey más feliz.

Tácitos, abrasados volcanes,

encended, exhalar, despedid

el incendio, el suspiro, la flecha

que arroja el Amor y suaviza el sufrir.

Músicos, silenciosos acentos,

entonad, ocultad, perseguid

en dulzura, en fragancias, en ecos

la lira suave y de amor el clarín.

Águilas de su dulce costado,

atended, mirad, y seguid

a la sangre, al agua, al fuego

que sopla el afecto y emprende la lid.

Cándidos donde asesta sus tiros,

disponed, preparad, prevenid

a la seña, al objeto, al halago

del arco divino que hiere sutil.

Céfiros le tribute mi llanto

en el oro, la escarcha, el rubí

de su pelo, sus ondas, sus crespos

adonde me anego y engolfar me vi.

Ínclitas majestades, sus ojos

venerad, copiad, advertir

la caricia, el imán, el hechizo

en cuya belleza es luz el eclís.

Púrpura, coronada cabeza,

admirad, buscad, admitid

las espinas, las puntas, las rosas

que anima el clavel y alienta el carmín.

Néctares de sus dientes perfectos,

en la concha, la perla, el jazmín,

la doctrina, lo suave, lo dulce

destilan sus labios dulzuras sin fin

Pródigas sus manos abiertas,

a su pecho, a su silbo, al redil,

el triunfo, la palma, el acierto

que glorias señala y enseña a subir.

Nácares de sus llagas hermosas

adorad, besad, esculpid

con pasos, con voces, con vuelos,

que solo remonta quien llega a rendir.

Ápices aprended de Agustino,

en su escuela estudiad, convertid

el afecto, el seguro, el logro

querúbica ciencia y amor serafín.

Imagen:https://www.google.com/

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