Maurice Echeverría
(Guatemala, 1976)
Ha estudiado
Filosofía y Letras. Es periodista, narrador y poeta.
Entre sus
libros, “Este cuerpo aquí”, “La ciudad de los ahogados”, “Labios”, “Sala de
espera” y “Diccionario esotérico.” Con esta última obra ganó el concurso Novela
Mario Monteforte Toledo.
Buenas noches
Hay que
recogerlo,
como al anciano
rígido,
sangrante
del accidente.
Decirle:
Buenas noches,
muérete ya,
te damos
permiso.
Y luego
rellenarlo
con viejos
pergaminos,
las viejas
fórmulas,
las consignas
que a veces
sirvieron,
todo adentro,
así quemarlo.
La tierra
quedará azul.
Allí
plantaremos el árbol.
Pronto. Vengan
a ver.
Un nuevo amor,
un algo entre
las cosas.
Tus enemigos
No puedes tocar
las costillas de todos ellos,
tus enemigos,
sus asquerosos
cuerpos huesudos,
y hacerlos
desaparecer, borrarlos por arte de magia.
Eso sí que es
locura.
Tus enemigos,
sus manos amarillas,
es lo que hay
para siempre,
y por fin debes
aceptar
que eres como
un murciélago sin alas
cubierto por
las pellejos de ellos, tus enemigos,
más viscoso,
más triste así
luchando,
más solo y más
enemigo por odiar solamente,
por odiarlos a
ellos, tus enemigos.
Tú eres el
enemigo.
Y la noche es
la carne de tu osamenta.
Hay el día en que la madre
muere
Hay el día en
que la madre muere.
Hay el día de
las cortaduras
de las
estructuras mentales.
Hay el día para
el vuelco
Patológico de
todos los dados.
Hay el
día-caja.
Hay el día de
los pájaros
Que migran
borroides, sin hígado.
Hay el día en
que la madre muere:
debajo de una
lechuza,
entrelazada con
lo plástico.
El útero se
rompe cuando ella expira.
Somos membrana,
pero los cuchillos gravitan.
Viviremos hacia
afuera, químicamente.
antiángeles,
oleaginosos.
Hay el día del
lacerante.
Hay la
laceración.
Habrán
lacerados, tremolando los últimos
ovarios,
plañendo a la Progenitora,
que se
convertirá en comida
para cientos de
gusanos.
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