viernes, 4 de abril de 2014

Trotaconventos del Arcipreste de Hita

Siguiendo con el Planto por la muerte de la Trotaconventos del Arcipreste de Hita:

(...)
Los ojos que eran bellos los vuelves hacia el techo
y, de pronto, los ciegas, ya no son de provecho;
enmudeces el habla, enronqueces el pecho,
en ti todo es maldad, pesadumbre y despecho.

El oír y el oler, el tañer, el gustar,
todos los cinco sentidos los vienes a tomar,
no hay nadie que te sepa bastante denostar.
¡Cuánto mal de ti dicen donde llegas a entrar!

Odias la lozanía, al mismo oro oscureces,
toda obra deshaces, la alegría entristeces,
ensucias la limpieza, cortesía envileces.
¡Muerte, matas la vida y al amor envileces!

Vuelve remarcar la pérdida de los placeres terrenales y de los sentidos, así como de las cualidades, de las virtudes y del mismo amor.

...............

Tan osada es la muerte que no respeta ni al mismo Hijo de Dios. Pero Cristo se venga de la muerte y la vence, posibilitando la vida y salvación de sus creyentes:

(...)
Al Señor que te hizo ¿hasta a Él le mataste!
¡Jesucristo, Dios y hombre, también le atormentaste!
Cielo y tierra le temen, mas tú, atrevida, osaste
infundirle temor y su faz demudaste.

(...)
A los santos cautivos en tu mala morada,
por la muerte de Cristo, la vida les fue dada.
Fue, por su santa muerte, tu casa despoblada;
con su muerte, poblarla quisiste y fue arrasada.


Tan osada es la muerte que no respeta ni al mismo Hijo de Dios. Pero Cristo se venga de la muerte y la vence, posibilitando la vida y salvación de sus creyentes.

.................

 
(...)
Damas, no os enojéis ni me llaméis chicuelo;
si la hubierais tratado también haríais duelo,
lloraríais por ella, por su sutil anzuelo;
cuantas quería iban tras ella por el suelo.

La mujer alta o baja, encerrada, escondida,
ninguna le fallaba cuando iba de batida;
el hombre y la mujer, por la vieja perdida,
sufrirán gran tristeza y pesar sin medida.

Yo escribí un epitafio pequeño, con dolor
la tristeza me hizo ser rudo trovador.
Aquellos que lo oyeren, por Dios Nuestro Señor
una oración ofrezcan por la vieja de amor.


Estas estrofas son básicas en todo “planto”. Son el panegírico de la difunta. Se lamenta por la pérdida del servicio humano que proporcionaba aquella mujer y que todos lamentarán también cuando lo sepan.

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