domingo, 8 de enero de 2012

PRENDIMIENTO DE ANTOÑITO EL CAMBORIO


Elegante, garboso y con la vara de mimbre, viene arrogante Antoñito.
Es el día de Nochebuena y el muchacho roba unos limones.
Los “cinco tricornios” humillan a Antonio Torres Heredia, le privan de su libertad y de su vara.

El poeta le reprocha la cobardía a Antoñito: “si te llamaras Camborio/ hubieras hecho una fuente/de sangre con cinco chorros/…
¡Se acabaron los gitanos…!”

Cerrado el calabozo, los guardias civiles lo celebran bebiendo limonada. El detalle es revelador.





EN EL CAMINO DE SEVILLA

Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevó codo con codo.

El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.

Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.

A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa de un potro

F.G.Lorca.

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